Concepto/Objeto/Acontecimiento
Regla de San BenitoTérmino no preferente
Atribuida a Benito de Nursia (480-550), la Regula monachorum fue escrita en torno a 530-560 para el monasterio que el santo había fundado en Montecasino (Italia) y para sus filiales con el fin de dotarlos de una norma de vida, de una serie de preceptos básicos que debían regular la vida del monje cenobita y que se resumen en el lema ora et labora. Con el tiempo, la regla se extendió por Europa, en especial gracias a la reforma llevada a cabo por el monje Benito de Aniano y a los concilios de Aquisgrán del 816 y 817 en los que trató de imponerse a todos los monasterios del imperio carolingio. No tardó muchos años en hacer su presencia en la Península Ibérica, primero entre los cenobios instalados en la conocida como Marca Hispánica, documentándose su seguimiento en el reino de León a principios del siglo X. El Concilio de Coyanza (1055) consideró la regla de san Benito como la norma de vida por excelencia para todos los monjes. Sirvió y sirve de guía no solo para los llamados monasterios benedictinos, sino que también fue adoptada por los cistercienses y camaldulenses, sirviendo además de inspiración para la regla de los cartujos.
Colombás, García M. (introd. y com.). Aranguren, Iñaki (trad. y notas). La Regla de san Benito. Madrid: Edica. 1979. (Biblioteca de autores cristianos; 406).