Secretario y capitán, criado en casa del señor y luego I marqués de Alarcón. Vivió buena parte de su vida en Italia, al servicio del Imperio. Fue el sucesor de éste, don Pedro González de Mendoza, quien nombró por su secretario a don Juan de Espinosa. Cumpliendo estas labores, acompañó a su señor a las campañas del emperador Carlos V en Túnez y también a la guerra del Piamonte. Muerto don Pedro en Casal de Monferrato, pasó al servicio de la embajada española en Venecia donde se ocupó de los negocios relacionados con la correspondencia cifrada del emperador y también con los asuntos relativos al gobierno de Milán, ya durante el reinado de Felipe II. Sus buenas cualidades y la buena opinión que mereció de ambos soberanos le llevaron a otros puestos en servicio de la Monarquía como las capitanías de las provincias de Seprio y Cremona en Lombardía, o el gobierno de la Valle Siciliana en los Abruzzos.

Fue secretario del virrey de Sicilia y del embajador Juan Hurtado de Mendoza.

Escribió varias obras, donde plasmó el conocimiento adquirido durante su prolífica carrera al servicio de la Monarquía Hispánica. Entre ellas destaca el Dialogo en laude de las mujeres y el Micracanthos.