DRALE:

2. m. En los palacios de los antiguos reyes y señores, encargado del orden y custodia de los objetos pertenecientes a un ramo de servicio, como el de cama, de estrado, etc.

Oficio curial que también funcionaba en algunas instituciones como los tribunales de justicia, para control y disposición de los enseres en las audiencias públicas. Como indica su etimología, se encargaban de reponer los bienes de su ramo y custodiarlos en su correspondiente armario, aparador o almacén.

Los reposteros de cámara servían en el ámbito palaciego más privado de las personas reales o de los señores, y su oficio aparece perfectamente conformado ya desde la segunda mitad del siglo XIII tanto en la corte real castellana como en la aragonesa. Generalmente había un repostero mayor y otros a su cargo dedicados a campos específicos, como los reposteros de la plata, los reposteros de estrados (que organizaban doseles, alfombras, sillas, cojines, etc.) y los encargados de asistir en las habitaciones privadas, los reposteros de camas o los de mesa. De ellos, los más próximos a la persona de su señor eran los reposteros de camas, encargados también de la guarda de la puerta de la cámara durante el día, que al permanecer en contacto continuo actuaban como delegados para encargos de importancia. Los reposteros de capilla se encargaban de los enseres de esta dependencia distinta de la cámara, y de disponer los objetos para las ceremonias religiosas, por lo que aunque diferentes de los anteriores estaban en estrecha dependencia y a veces sus funciones se solapaban.

En las armadas existían también reposteros con la misma función dentro de los barcos.

No confundir con el que hace pasteles, ni con el repostero de armas o paño con emblemas heráldicos.