Colegio jesuita fundado en La Habana.

En 1720, llegaron a La Habana los jesuitas José de Castro-Cid y Jerónimo Varona, principales impulsores del Colegio. Habían llegado a la isla en los primeros días de agosto, tras un huracán que había destrozado parte de la ciudad, por lo que aprovecharon para predicar con ímpetu ganándose el favor del obispo Valdés y una donación de Díaz Ángel con la que podrían construir el Colegio.

Poco después, el procurador General de Indias de la Compañía, Juan Francisco Castañeda, envió a Madrid las diligencias precisas para requerir la aprobación del rey y proceder a la fundación de la nueva institución educativa en La Habana. Tras su consulta por el Consejo de Indias en abril de 1721 se expidió la real cédula de fundación del Colegio con fecha de 19 de diciembre de ese mismo año. Aunque esta cédula no llegó a La Habana hasta 1725, los jesuitas habían comenzado su andadura educativa en 1724 con una clase de gramática usando para ese fin una casa cercana a la Parroquial Mayor.

El Colegio comenzó a construirse en 1727 en un solar conocido como la Ciénaga o la Marina, donde sólo se encontraba una iglesia jesuita donde había estado anteriormente la ermita de San Ignacio. El Colegio continuó funcionando de forma regular unas décadas hasta la expulsión de los jesuitas ordenada por Carlos III en agosto de 1767. Un año después, Carlos III firmó la Real Orden para la creación del Real y Conciliar Colegio-Seminario de San Carlos y San Ambrosio, que comenzó su actividad en octubre de 1773 en el mismo edificio que había ocupado el Colegio jesuita de San José.