Misión jesuita y Residencia-Colegio en Santa María de las Parras en Nueva España (actual México al suroeste del actual estado de Coahuila).

En 1594 este territorio fue visitado por primera vez por el padre Jerónimo Ramírez. Dos años después, se destinó también al padre Juan Agustín Espinosa, nativo de Zacatecas y conocedor de la lengua indígena. Decidieron establecer como base de la misión la villa de Parras donde posteriormente se estableció un Residencia-Colegio.

En un principio tenía seiscientos indígenas, cuyo número fue aumentando hasta alcanzar la cifra de doce mil. Este aumento exigió la creación de otros centros de misión como fueron San Pedro, San Ignacio, San francisco, Aztla, etc. Sin embargo, en 1613, estas misiones comenzaron a decaer y continuaron en esta situación hasta que, en 1652, fueron encomendadas a los sacerdotes seculares procedentes de la diócesis de Durango, manteniéndose los jesuitas en la villa de Parras.