Al empezar la Guerra Civil Española la Junta Central Carlista de Guerra de Navarra estableció una oficina de información y propaganda en una villa llamada "Nacho Enea", situada en la localidad francesa de San Juan de Luz, propiedad de Antonio de Angulo Sánchez de Movellán, II marqués de Caviedes. Dicha oficina dependía de la Oficina de Prensa y Propaganda Carlista de Pamplona.

Por iniciativa del general Emilio Mola a mediados de agosto de 1936 la oficina empezó a realizar funciones de información e inteligencia aprovechando los contactos creados por los monárquicos españoles exiliados en Francia, ahora bajo la autoridad de uno de esos exiliados, Francisco de Asís Moreno Zuleta, VI conde de los Andes.

Éste había empezado a establecer desde principios de agosto una red de espionaje cuyo cuartel general se encontraba en el Grand Hotel de la localidad francesa de Biarritz dedicada a descubrir las adquisiciones de armas y municiones realizadas por el bando republicano en suelo francés y cualquier otra ayuda militar recibida desde el país vecino y a evitarlas en la medida de lo posible.

Desde mediados de agosto la villa Nacho Enea funcionaba al mismo tiempo como oficina de prensa y propaganda, servicio de inteligencia y representación diplomática oficiosa del gobierno nacionalista en Francia.

Desde ella se llevaba a cabo la vigilancia de puertos y aeródromos con el fin de detectar la adquisición de material bélico por parte de la República, para lo que contó con la colaboración de la red de agentes y confidentes que los servicios secretos alemán e italiano tenían en la zona. La oficina también disponía de una emisora de radio utilizada para transmitir información a un comando secreto de sabotaje militar dirigido por el oficial José María Marcet Vidal.

Tras varios registros llevados a cabo por la policía francesa en la villa, a partir de octubre de 1936 quedó reducida a su función de consulado extra-oficial del gobierno nacionalista y pasó a depender de la Secretaría de Exteriores de la Junta Técnica de Estado.