Novelista, autora de teatro y ensayista española, natural de Barcelona, considerada una de las escritoras catalanas más polifacéticas.

Nacida en el seno de una familia intelectual, catalanista y de izquierdas, se formó en el Institut Escola, un instituto de renovación pedagógica. Su pensamiento y obra quedarían marcados por esa experiencia formativa, así como por el ambiente de libertad e ideales republicanos en el que creció. En los años de posguerra, Capmany no lo tuvo nada fácil para desarrollar una carrera como escritora. Se licenció en Filosofía en la Universidad de Barcelona y trabajó como profesora de filosofía y lenguas, mientras comenzaba a escribir sus primeras novelas.

En 1947 quedó finalista del Premio Joanot Martorell de Novela, con "Necessitem morir", ganándolo al año siguiente con "El cel no és transparent". Sin embargo, su prestigio como narradora le llegará en 1956 con la obra "Betúlia". En 1959 fundó junto con Ricard Salvat la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual, donde ejerció de profesora, de actriz, directora y traductora, además de estrenar tres obras propias. Es en esta misma etapa cuando aparecen dos novelas básicas de su producción, escritas anteriormente, "El gust de la pols" y "Un lloc entre els morts", Premio Sant Jordi 1968.

En todo momento se comprometió con la lucha por las libertades. Marcada por una infancia y primera juventud de libertad, fue una activa militante antifranquista en la clandestinidad, de ideología socialista y cercana al catalanismo. Fue pionera en España, y más en concreto en Cataluña, de introducir el feminismo moderno, procedente de las corrientes internacionales posteriores a la Segunda Guerra Mundial y con la obra de Simone de Beauvoir como base, algo que quedó reflejado en sus ensayos, artículos y conferencias, empezando por su libro "La dona a Catalunya" (1966). Capmany criticó a lo largo de su vida y obra la exclusión de la mujer de los ámbitos sociales y políticos y, más allá de la sociedad franquista, denunció el sexismo intrínseco al proyecto ilustrado de la modernidad. Su pensamiento influyó en generaciones posteriores de escritoras y feministas en España, así como su reivindicación y recuperación de distintos aspectos de la cultura catalana.

Desde el año 1975 militó en el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), participando en su proceso constituyente en noviembre de 1976, un año después de la muerte del dictador. Propuesta por Pasqual Maragall, se incorporó al Ayuntamiento de Barcelona como regidora de Cultura y Publicaciones, cargos que ocupó desde 1983 hasta su muerte en 1991.