Este colegio de la Compañía de Jesús en Arévalo (Soria) se estableció gracias al patronazgo de Hernán Tello de Guzmán, Caballero de la Orden de Santiago, Comendador de Villoria y Capitán General de Orán, y de su esposa María Tello de Deza.

En 1579 quedarían sentadas las bases de ese patronazgo en una serie de cartas y documentos, bases que se reafirmarían en su testamento. María Tello, su mujer, que también participó en la fundación, cedió algunas posesiones y juros, además de los bienes gananciales del matrimonio.

A pesar de estas donaciones y del inicio de las construcciones en 1593, el proyecto no tomaría un impulso definitivo hasta 1595, momento en que el Ayuntamiento se decide a ayudar. Ese mismo año, los padres jesuitas comenzarían las clases, con los edificios de colegio e iglesia aún por construir.

El Colegio de la Compañía de Jesús impartió clases de Gramática y Latín desde 1595 hasta 1767.

Finalmente, y aunque en un inicio se pretendía un proyecto de mayor envergadura con estudios superiores, el colegio siempre sería pequeño, con enseñanza de primeras letras y humanidades, gramática y latín, con entre 150 y 200 estudiantes de media.

Con la expulsión de la Compañía en 1767, los bienes del colegio fueron expropiados, inventariados y subastados. Parte de ellos acabaron en propiedad de palacios obispales y otros, en menor medida, se destinaron a algunas parroquias de Arévalo. Unos años después, en 1771, la iglesia pasó a ser la parroquia de San Nicolás de Bari.

Arquitectónicamente, la iglesia, de planta jesuita, cuenta con bóvedas barrocas y un crucero con cúpula. La portada es de granito, con un arco grecorromano y columnas pareadas de capiteles jónicos. El escudo de la Compañía de Jesús remataba el frontón, aunque sería sustituido por el escudo de Carlos III.