Editor y escritor español exiliado en México.

De religión católica y posición económica acomodada antes de la guerra civil. A pesar de no militar en ningún partido político, defendía posturas conservadoras.

Con el golpe de estado de 1936 se encontraba al frente de su editorial, que se dedicará desde ese momento a la elaboración de propaganda encargada por los golpistas. Militó en las Milicias Nacionales por consejo de su amigo el comandante López Guerrero, hasta que al asistir a unos fusilamientos en un cementerio en septiembre de 1936 terminó saliendo de ellas para recabar en el aparato de propaganda de la Segunda Divsión al frente de Andalucía y Extremadura. De esta manera conoció a Queipo de Llano, que le incluyó como delegado de Prensa y Propaganda de la División. Poco después ocupó el cargo de delegado gubernativo en Badajoz, donde la falange seguía teniendo un liderazgo mayor al de Queipo.

Posteriormente intentó huir de la zona sublevada, logrando un permiso para desplazarse hasta Lisboa por razones laborales. Su objetivo no obstante era lograr un pasaje para Marsella, aunque, al no disponer de visado expedido por el cónsul, tuvo que volver a Sevilla. Pasado un tiempo logró que Queipo de Llano le facilitara un visado para desplazarse a Marsella alegando razones de propaganda. De esta manera pudo embarcar desde Lisboa hasta Rotterdam en el barco Ussukuma. A continuación se trasladó hasta Bruselas, logrando la documentación necesaria para poder residir en dicha ciudad.

Una vez se vio plenamente libre de posibles ataques hacia su persona, realizó una dura crítica al régimen impuesto por militares, falangistas y requetés en su libro Un año con Queipo de Llano. En dicha obra, denunciaba los feroces asesinatos en masa sin ningún tipo de garantía procesal, manteniendo una evolución de gran similitud con Antonio Ruiz Vilaplana.

La información que proporciona Bahamonde en su obra es de gran valor puesto que su función consistía en recorrer todas las capitales y pueblos de la Segunda Divsión. Nos distingue en ella tres fases en la represión: la primera con los fusilamientos sin ningún trámite, hasta principios de octubre de 1936; la segunda donde destacaba la expedición de sentencias de muerte que se prolongaría hasta febrero de 1937 y por último la creación de los consejos de guerra con falsa apariencia de parcialidad y en los que de manera excepcional se mantenían las ejecuciones sin expediente previo.

Finalmente se exilió en México, donde escribió "México es así", donde muestra su opinión sobre dicho país.