Escritora, periodista y traductora española. Exiliada en México tras la Guerra Civil. No llegó a realizar estudios superiores. Comenzó a escribir en una publicación del frente de Buitrago durante la Guerra Civil española, adónde se había trasladado para ejercer como reportera de guerra y como intérprete de diferentes organizaciones internacionales. En Madrid se integró dentro del movimiento juvenil Alerta y escribió para diversas publicaciones, como las de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). En 1938 contrajo matrimonio en Valencia con el periodista y escritor Eduardo de Ontañón. Tras el final de la guerra cruzó la frontera a Francia en abril de 1939, y vivió durante un tiempo en Avignonnet, junto a un grupo de treinta mujeres españolas, en una casona desvencijada. Esta dura experiencia sería la fuente de inspiración para su novela Los diablos sueltos (1975). Su marido la reclamó desde Inglaterra y se reunió con él pasando juntos una breve temporada en Eaton Hastings, protegidos por Lord Faringdon. Desde allí, se exiliaron hasta México, donde llegaron el 13 de junio de 1939 a bordo del barco Sinaia. Logró la nacionalidad mexicana y comenzó a trabajar en los periódicos como Excélsior y Hoy y Mañana o en Revista de Revistas. Escribió distintos géneros literarios, como ensayo, poesía, crónicas o relato infantil, apareciendo sus textos en Rueca, Tiras de Colores, Revista de la Universidad, Vida Literaria, El Rehilete, Diálogos. En 1948 se separó de Eduardo de Ontañón, quien regresó a España y falleció un año después. Posteriormente volvería a contraer matrimonio con Antonio Sesín Kuri, con quien tendría dos hijas: Maura y Saide Sesín. Fue junto a Joaquín Ramíres Cabañas y el propio Eduardo de Ontañón cofundadora de la editorial Xochitl. A través de esta editorial publicaron la serie Vidas Mexicanas, así como una colección de textos clásicos y otra de divulgación literaria. Además de lograr fama por su literatura y por la labor de su editorial, también se interesó en otras disciplinas como el dibujo, el canto e incluso la danza moderna. Resaltó por otra parte su labor en el teatro, donde trabajó como actriz y autora, estrechando con ello lazos de amistad con la también exiliada española Carmen Eva Nelken Mansberger, que usaba el seudónimo de Magda Donato. Tras el fallecimiento de ésta última, Mada coordinó durante décadas un certamen literario, que llevaba su nombre. En 1975 publicó Los diablos sueltos, donde recogía testimonio del exilio español. Gracias a esta obra Mada fue galardonada con el premio Magda Donato en 1975. También logró el premio de periodismo José Pagés Llergo, gracias a su labor como cronista en el suplemento Cultura de México de la revista Siempre y El Búho del periódico Excélsior. En este último publicó sus memorias en distintos fascículos. En 1998 se editó una de las obras de mayor éxito en México para Mada: Memorias y regodeos, donde relataba sus encuentros tanto profesionales como personales con intelectuales y personajes destacados del siglo XX como: Diego Rivera, Octavio Paz, Chagall, Pablo Neruda, Abel Quesada, León Felipe, Alejo Carpentier, Gabriel Zaid. Fue traductora de obras del francés e inglés y a su vez escribió cuentos infantiles donde recogía extractos de la Biblia adaptados. Dentro de su labor como editora destacó especialmente su colaboración al revisar y traducir al castellano la Biblia del nuevo milenio, del hebreo y arameo. Falleció en la capital mexicana a los 85 años de edad, en el año 2000, dejando inédita la novela Historia del presente.