Sirvienta de María de Encío, amante de Pedro de Valdivia. Juana Jiménez aparece en las fuentes históricas cuando comienza su relación sentimental con el conquistador Pedro de Valdivia. Había acudido éste al Perú en busca de ayuda para continuar la conquista del Arauco, en 1547, pero allí se involucró en la guerra civil entre el gobernador La Gasca y Gonzalo Pizarro, tomando partido por el primero . A pesar de estar en el bando vencedor, Valdivia tuvo que enfrentarse a diversas acusaciones de mal gobierno y vida pecaminosa en Chile; fue exonerado de todos los cargos, menos de tener como concubina a Inés Suárez. Se decretó que Valdivia abandonara a su amante e hiciera traer desde España a su esposa legítima, Marina Ortiz de Gaete.

Sin embargo, Valdivia volvió a Chile a principios de 1549 con dos nuevas parejas: María de Encío, familiar del financiero de su expedición Juan de Encío, y la sirvienta de ésta, Juana Jiménez. Poco después, Valdivia casó a María de Encío con Gonzalo de Ríos, dotándola generosamente, mientras que él se quedaba con Juana. Con ella vivió en Concepción hasta 1553, cuando se enteró de que su esposa emprendía viaje desde España. Valdivia la dejó en una buena situación económica, concediéndole una encomienda de indios y propiedades.

En 1562 Juana casó con Gabriel de Cifontes, antiguo compañero de Diego de Almagro en la primera expedición a Chile y alguacil mayor de Concepción. También se la relaciona con el conquistador Alonso de Reinoso, alcalde y corregidor de la misma ciudad. E n su testamento, nombró como heredero, patrón y capellán de su fundación de obra pía a Martín del Caz.