Marquesa consorte de Astorga. Hija de Joaquín Fernández de Córdoba, III marqués de La Puebla de los Infantes, y de su primera mujer María Magdalena Ponce de León Dávila, hija del marqués de Castromonte. En 1785 se trasladó a Madrid donde ingresó como pupila en el convento de la Visitación de las Salesas Reales. Allí recibió una esmerada educación que incluía la lectura, escritura, nociones básicas de gramática y ortografía así como las cuatro reglas básicas; también lenguas clásicas, francés, música y otras labores. Permaneció allí hasta los dieciséis o diecisiete años. En 1797 se trasladó a el Real Sitio del Buen Retiro donde tres años más tarde contraería su primer matrimonio con Diego José Carrillo de Albornoz Salazar, conde de Montemar con quien tuvo un hijo que falleció prematuramente. El matrimonio también fue efímero y en 1801 ya era viuda. En 1805 ingresó en Palacio como dama de la reina y un año más tarde contrajo nupcias en el Escorial con Vicente Joaquín Osorio de Moscoso Guzmán, marqués de Astorga, con quien tuvo dos hijos, aunque solo uno llegó a la edad adulta: Fernando Osorio de Moscoso Fernández de Córdoba, IV duque de Terranova (1815-1867), que casó con María Eulalia Osorio de Moscoso Carvajal, XI duquesa de Medina las Torres.

Con motivo de la invasión napoleónica, los marqueses dejaron Madrid y se trasladaron a Sevilla donde el marqués fue nombrado presidente de la Junta Central. La marquesa ostentó la presidencia de la Hermandad Patriótica de Señoras de Sevilla. En 1810 se trasladaron a Cádiz y allí, en su casa, se reunió una de las múltiples tertulias que aglutinaban a los liberales doceañistas. En esta época la marquesa tradujo del francés la obra del ábate Mably Des droits et des devoirs des citoyens.

Tras el regreso de Fernando VII, el marqués de Astorga viró hacia posiciones más conservadoras y la marquesa se reincorporó al servicio como dama de la reina. En 1816, ya viuda, recibió la banda de la Orden de María Luisa. No obstante, vio con simpatía el regreso del constitucionalismo en 1820 y en consecuencia, en 1823 fue apartada de todos sus cargos palatinos. Se exilió en París donde permaneció hasta 1828 y donde frecuentó los círculos de españoles residentes en la capital francesa. Regresó a Madrid en 1828, falleciendo dos años después.