En 1569 Juan de Ovando realizó una visita al Consejo Real y Supremo de las Indias de la que se extrajeron diversas conclusiones: el caos legislativo y sobre todo el desconocimiento de la realidad humana y geográfica sobre la que había que legislar. En las Ordenanzas de 1571 se señaló de manera clara el interés que tenía la Corona en conocer la realidad de las Indias. Por ello en octubre de 1571 se creó el cargo de Cronista y cosmógrafo mayor de los estados y reinos de las Indias, cuya función primordial sería la recopilación de la historia general, moral y particular de América, la reseña de los acontecimientos memorables y accidentes naturales, además de todo aquello que tuviera que ver con la cosmografía y descripción física del nuevo continente. El cargo recayó en ese momento en Juan López de Velasco y se mantuvo sin demasiados cambios hasta el siglo XVIII. Con la creación de la Real Academia de la Historia, se señaló que las funciones propias del cronista mayor de Indias fueran asumidas por la institución; sin embargo, este hecho no se cumplió enteramente y hubo varios nombramientos a lo largo de la centuria. El último cronista en el sentido estricto fue Juan Bautista Muñoz que lo ejerció hasta 1783 de manera unipersonal.