En el término municipal de Hornachuelos, a principios del siglo XVI, dos religiosos buscan un lugar para poder comenzar una vida eremética de aislamiento y oración.

Uno de ellos es un discípulo de Juan de Ávila, Mateo de la Fuente, y le acompaña Diego Vidal. Los dos se retiran a las montañas cerca del rio Bembézar y buscan un lugar en el que poder habitar pero ya en esta primera ubicación sufren ya las consecuencias de las crecidas del rio.

Buscan entonces una nueva ubicación y encuentran el Cardón. Se trata de la cumbre de un monte de la zona repleto de cardos por lo que ellos mismos bautizan así al lugar.

Aquí instalados reciben la visita de nuevos ermitaños que deciden compartir su vocación. Van levantando un pequeño asentamiento de chozas en las que poder habitar pero, dado que la comunidad se esta formando y creciendo, deciden organizarse bajo una regla y, además, construir un monasterio.

Eligen la regla de San Basilio y reciben la aprobación de las instituciones de la Iglesia y, por otro lado, fundan el monasterio en el año 1543.

Le dan el nombre de San Basilio de Tardón, derivación de la palabra cardón que ellos mismos habían asignado a la zona.

De este modo se formó una comunidad fuerte y perseverante que logró hacer de aquellas chozas de los inicios un lugar próspero llegando incluso a construir su propia iglesia.

Y así fue hasta 1808. Fue entonces cuando las tropas francesas tomaron y ocuparon el monasterio dejando, tras su marcha, un edificio practicamente destruido al que resultaba imposible regresar. Únicamente resistirían la iglesia y su torre.

Años después, en 1822, el edificio fue concedido a un miembro de la orden de Carlos III, Fernando Sanchez, quien tomó posesión del lugar que, aunque abandonado, había sido desamortizado y sacado a subasta pública durante los años del Trienio Liberal.

Una vez obtenida la propiedad pidió permiso para fundar una aldea aprovechando las antiguas ruinas del monasterio.

De esta manera se levantaron las casas, utilizando las piedras del monasterio, y así nace la aldea de San Calixto en el año 1828.

En la actualidad la pequeña aldea sigue existiendo y en ella se ubican un convento de carmelitas descalzas así como una iglesia, de Nuestra Señora de la Sierra, levantada sobre los restos de la iglesia del monasterio original.