La importancia de este monasterio se da porque se fundó incluso antes de que la orden fuera reconocida en España.

Sería el prior del monasterio de Santa María de Oviedo, Bernardo de la Cruz, quien se desplazaría hasta Roma para que el Papa le diera los permisos que les permitieran formar la rama española de la orden de los basilios. Se formó esta rama española con carácter autóctono y desligado de la orden europea.

Este monasterio de Santa María de Oviedo, conocido tambien como las Celdas de Nuestra Señora, sería una de las tres casas que se unieron para formar la Congregación de Basilios Españoles.

Si en 1595 se crea la congregación, el monasterio ya existía desde 1540. Se convirtió en la primera casa de la orden en España, aquí se celebraban los Capítulos Generales de la orden.

En el año 1577 los monjes basilios compraron un monasterio cercano que era propiedad de la orden agustina. Estos se habían trasladado al municipio de Huelma y habían dejado vacío el de Nuestra Señora de la Esperanza de Cazalla.

Tuvieron numerosos problemas y varias causas legales por considerar que la venta se había hecho por un importe muy superior al que sería justo según las condiciones en las que estaban el monasterio y los terrenos que le pertenecían.

Finalmente llegaron a acuerdo y los basilios usaron este monasterio como segunda casa.

En torno al año 1591 ocupaban el monasterio de Santa María de Oviedo 12 religiosos y 11 el monasterio de la Esperanza.

Sería la figura de la Virgen de la Esperanza de este monasterio de Cazalla la que trasladarían a su fundación en Sevilla en el año 1593 y que se instalaría después en el barrio de la Macarena dando origen a la famosa Hermandad de la Esperanza Macarena.

En cualquier caso, el monasterio de Cambil perduró con serias dificultades hasta principios del siglo XIX.

Siempre unido al de Nuestra Señora de la Esperanza de Cazalla, lograron mantener las dos casas a duras penas.

Durante el reinado de Jose I, tras la invasión de las tropas francesas en 1808, sufrieron los decretos de exclaustración aplicados por el nuevo rey. En 1814 recuperaron la propiedad de las dos casas, Cazalla y Cambil pero tenían serios problemas para mantenerlas.

Ya en época del Trienio Liberal decidieron aprovechar los nuevos decretos de exclaustración para trasladar a los monjes que residían en Cazalla hasta el monasterio de Cambil.

Durante la decada absolutista que comenzó en 1823 trataron de vender todas las propiedades que pudieron y las que no se vendieron fueron arrendadas a vecinos de pueblos de la zona.

Cuando llegaron, de nuevo, los decretos de exclustración de Mendizabal en 1835 los basilios estaban en una situación límite. Decidieron aceptar las pensiones que les ofreció el Estado y abandonar definitivamente las dos casas que habían estado estrechamente unidas desde finales del siglo XVI.

Con la desamortización desaparecerían las casas en las tres provincias creadas por los basilios en España así como la propia orden.