Colegio jesuita.

Fue fundado por Catalina Fernández de Córdoba, II marquesa de Priego, a instancias de Juan de Ávila el 19 de agosto de 1555. La marquesa eligió como sede para el nuevo colegio jesuita el hospital de transeúntes de la Encarnación. Consiguió intercambiar con el obispado de Córdoba el hospital por una ermita y Colegio se constituyó en la mencionada sede, tomando de ella el nombre.

Comenzaron las obras del futuro Colegio, que afectaron a varias casas circundantes adquiridas por la marquesa para el establecimiento de las instalaciones necesarias para el mismo. Las obras finalizaron en 1557 y, el 1 de enero de 1558, se celebró la inauguración de la institución.

En 1566, el Colegio recibió la donación de la Iglesia de Santa María y Santiago de Priego por Andrés de Casarrubios, gracias a lo cual se crearon las cátedras de Gramática y Retórica. Durante el siglo XVII se añadieron, primero en 1664, las Cátedras de Filosofía y Teología, y tres años después, la de Moral, con lo que los estudiantes podían completar sus estudios en el centro.

En la madrugada del 2 de abril de 1767, el corregidor de Montilla, Antonio Serrano, cumplió la orden contenida en la Real Pragmática de Carlos III de expulsar a los jesuitas residentes en el Colegio. Poco después, se constituyó la Junta Municipal de Montilla para atender el asunto de las temporalidades. Para ello elaboraron un inventario de los bienes de los jesuitas que se repartieron entre la Iglesia parroquial de la propia ciudad y de las poblaciones de Sierra Morena. El colegio y la iglesia fue asumida por los franciscanos recoletos de Montilla que continuaron con la labor educativa.

En 1835 fue desamortizado y tuvo distintos propietarios hasta 1944, cuando el conde de la Cortina lo devolvió a los jesuitas.