El colegio de San Arcadio de Osuna fue, el segundo colegio abierto en el S.XVII de la Compañía de Jesús y el vigésimo sexto de la provincia de Andalucía. Contó como fundadores, y se puede decir como bienhechores también, con D. Andrés Linero, jesuita y el doctor D. Celedonio de Azoca o Azocar (según la fuente que se consulte), canónigo de la Iglesia de Sevilla. Pero será sobre todo la personalidad de D. Celedonio la que materialice la creación de este colegio en la ciudad de Osuna. Azoca procede de una familia adinerada y bien posicionada en la ciudad de Sevilla y que no tiene relación ninguna con la localidad de Osuna. Hombre formado, reconocido y de gran humildad y piedad, decide dejar todo su patrimonio, a su muerte, para que sea repartido entre obras pías de la ciudad de Sevilla, entre otras localidades y para que se establezca un colegio de la Compañía en Osuna. Con la finalidad de salvar el alma de sus ciudadanos y de remediar la falta de doctrina en sus costumbres, que según Celedonio, adolecía la ciudad, se empeñaría en el establecimiento de un Colegio jesuita en la ciudad. El Dr. Azoca consigue la aceptación de la Compañía en junio de 1602 y ocho meses después muere dejando un patrimonio de once mil ducados, todas sus posesiones y biblioteca particular, para dicho colegio. Para llevar acabo esta fundación la Orden necesitaba el permiso del duque de Osuna, señor de la Villa, previo permiso del Consejo y el Rey, no hubo oposición por ninguna de estas instituciones e incluso, el duque, aportaría el primer alojamiento en el que se instalasen los primeros jesuitas al llegar a la ciudad en 1615. El antiguo Hospital de la Encarnación, propiedad de la familia. Si se dio, por otra parte, la oposición del Cabildo y del resto de Ordenes ya establecidas en la ciudad. La Orden, en principio, acepta esta instalación, con la condición de préstamo pues, aspiraba a comprar casa propia con los bienes dejados por el Dr. Azoca y los réditos donados por D. Andrés Linero. Utilizarían esta instalación hasta 1616 pues, el incidente sucedido del duque de Osuna con un general Jesuita en Roma, provocaría conflictos de Duque con la Orden que hicieron peligrar su estancia en la ciudad. Así que el Colegio de la Compañía temiéndose su expulsión, deciden comprar casa propia y trasladarse de inmediato. Algunos trabajos que han tratado el tema, apuntan a los años 1613-1618 al momento de construcción del Colegio. A partir de entonces, los adeptos a la Orden no dejaron de crecer, no sólo entre los vecinos de Osuna, que requerían los servicios de los religiosos, sobre todo para la confesión, sino entre las poblaciones cercanas que les reclamaban para que dieran sermones en sus parroquias. Los jesuitas de San Arcadio estuvieron presentes en la vida de la ciudad a través de sus distintos ministerios, como la enseñanza, visita de enfermos en los hospitales, creación de congregaciones, etc. Su iglesia dedicada a San Carlos Borromeo se comienza a construir en 1633. En cuanto a la actividad del Colegio se conocen pocos datos, se sabe por los datos contenidos en la Capitulaciones de fundación que, el Colegio podría contar con los religiosos que estimase, Escuela de Primeras letras, Estudios de Latinidad, Griego, Hebreo, Artes y de Teología. En 1695 contaba con diez religiosos y su rector era Matías de Valvuena, al igual que en 1751. Cesa su actividad con motivo de la Pragmática sanción de Carlos III (1759-1788), en 1767 y sus propiedades pasan a ser gestionadas por la Junta de Temporalidades hasta 1785, continuando el edificio con su actividad docente.

A partir de 1785, pasa a depender de la Sociedad Económica de Amigos del País hasta 1836, pues el estado de ruina de la Iglesia jesuita les obliga al traslado.

Actualmente sólo se conserva su templo y apenas algunos muros y solados del Colegio documentados por estudios específicos en 1985.