El colegio de San Ignacio de Cáceres fue el último de los colegios creados por la Compañía de Jesús en Extremadura. De fundación tardía tiene una corta vida, como institución formadora de los jesuitas. Se establece en Cáceres gracias a la donación e iniciativa, de don Francisco de Vargas de Figueroa y Aponte, pues fue última voluntad, como queda reflejado en su testamento. Muere el día 3 de octubre de 1698. Con su muerte se producía la extinción del mayorazgo de los Figueroa, era el último eslabón y decidió donar su fortuna para que la Compañía de Jesús allí levantara iglesia y convento. Bajo de la iglesia de San Francisco Javier, templo anexo al colegio, se localiza, a la altura del altar mayor, una tumba donde se lee: «Aquí yace el Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Francisco Vargas y Figueroa fundador de este Colegio de la Compañía de Jesús, murió el 3 de octubre del año 1698». La aplicación del testamento no fue inmediata, a principios de S. XVIII se inician los trámites para llevarlo a cabo, pero la relación de la Compañía y la Monarquía, en ese tiempo, era ya cada vez más tensa, lo que dificulta estas últimas fundaciones. En 1713, se presenta en el Ayuntamiento de la ciudad de Cáceres un Real despacho para fundar el Colegio. Pero como en otras ciudades la Compañía encuentra oposición al establecimiento, sería rechazado por los Padres Priores de los Conventos de Santo Domingo y San Francisco así como por el Señor Deán y Cabildo de la Iglesia de Coria, pero la villa lo apoyaría. El 2 de septiembre de 1716 se dará: Real Carta, por la que se concede Licencia para realizar el establecimiento. En 1718, solicitan al Ayuntamiento unos solares de casas, intramuros contiguos a la casa principal de Don Juan Durán de la Rocha, para la reedificación del Colegio. Las obras de construcción el Colegio van a ser dirigidas por el maestro cantero Pedro Sánchez Lobato, natural de la V.ª de Garrovillas. Su estructura barroca y la espacialidad solemne de sus accesos y estancias interiores, nos hablan de la influencia que Manuel de Lara Churriguera debió ejercer en el diseño y trazado del edificio. Las obras finalizaron en 1753, pero la actividad de los jesuitas en la ciudad se dará por un espacio de tiempo muy corto, pues como consecuencia de la Pragmática Sanción promulgada de Carlos III, en 1767 los jesuitas tienen que abandonar el Colegio-convento. No se obtienen datos de la actividad académica y cultural de este colegio, en el momento de la expulsión contaba con un maestro de gramática.

Tras la expulsión tuvo distintos destinos, hospital, cuartel, universidad de segunda enseñanza, colegio de humanidades, instituto, universidad libre e instituto de segunda enseñanza de El Brocense. Este edificio se restauro para utilizarlo en los años 70 como residencia universitaria femenina y le impusieron el nombre de la poetisa extremeña, Luisa de Carvajal y Mendoza.

Actualmente la parte que corresponde a lo que era colegio-convento pertenece a la Junta de Extremadura en la que tiene

instalados el Palacio de Exposiciones San Jorge y la delegación territorial de la Consejería de Cultura y Patrimonio de la Junta de Extremadura.

En cuanto a lo que corresponde a la Iglesia, una parte pertenece al Obispado de la Diócesis y los sótanos de la misma,

albergan el Centro de Interpretación de la Semana Santa de Cáceres y un gran Aljibe que pertenecen al Excmo. Ayuntamiento.