El Marqués de Ensenada llegó al almirantazgo en 1737, y desde entonces, pretendió hacerse con la administración de la producción directa de jarcia y lona. Al ser nombrado secretario de marina en 1748 continuaba queriendo gestionar directamente la fabricación de estos bastimentos para la armada real. Se eligió Cartagena para hacer esta fábrica debido a varios motivos: la importancia de este puerto en el Mediterráneo facilitaba el transporte por toda la zona de levante hasta Gibraltar; la existencia de trabajadores forzados en el astillero que podían realizar tareas duras a un bajo coste, unida a la existencia de trabajadores técnicos (maestros e hiladores). Todo esto se unió a que el asiento de jarcia suscrito en 1741 con la Compañía del Asiento de Jarcia de Barcelona estaba finalizando en 1750. Todas estas coyunturas ayudó a que acabado el asiento, la secretaría de Marina contactara como los anteriores asentistas, Carlos Sanz y Joan Buxó para la lona y Jorge Juan para la jarcia, para poner en marcha la fábrica de jarcia y lino en Cartagena. Los tres asentistas redactaron el reglamento titulado Reglas que se deben seguir en la construcción de la jarcia que acabo siendo obligatorio en el resto de arsenales.

Las funciones de esta fábrica fueron por un lado la producción de jarcia y por otra de lonas para, en un primer lugar, satisfacer la demanda de los astilleros navales.