Santo cluniacense.

Nació en Semur-en-Brionnais (Borgoña, Francia). Miembro de una noble familia borgoñona, tras recibir formación religiosa de la mano de su tío abuelo, Hugo, obispo de Auxerre, ingresó a los trece años en la abadía de Saint-Marcel-lès-Chalon, dependiente de Cluny. Dos años después comenzó en este último monasterio el noviciado. No tardó mucho tiempo en ser ordenado sacerdote y, posteriormente, tras ocupar cinco años el cargo de superior de Saint-Pierre de Nantua, en 1049 fue elegido abad de Cluny.

Durante su largo abadiato la congregación cluniacense se extendió por toda Francia y numerosos reinos europeos, incluidos los de la Península Ibérica -su relación con Alfonso VI llegó a ser de carácter familiar-, contribuyendo a difundir la reforma gregoriana y la implantación de la liturgia romana en esos territorios. Los papas solicitaron su presencia y consejo en varios concilios y participó como legado pontificio en numerosas misiones, siendo recompensado con importantes privilegios tanto para su monasterio como para todos aquellos pertenecientes a su congregación. En 1054 fundó el primer monasterio de monjas cluniacenses: Sainte-Trinité de Marcigny-lès-Nonnains.

Nuevos costumbreros se redactaron bajo su supervisión; la biblioteca de Cluny se nutrió de un número ingente de volúmenes, algunos de ellos bellamente iluminados; y dio comienzo a la gran iglesia abacial (Cluny III), que llegó a ser conocida como Maior Ecclesia.

Murió en su monasterio en 1109, siendo canonizado el 6 de enero de 1920.