Supuesta profetisa encausada por el Tribunal de la Inquisición de Toledo entre 1590 y 1595 por blasfemia, falsedad y sedición.

Hija de Alonso Franco de León, solicitador, y Ana Ordóñez; Lucrecia tuvo, además, cuatro hermanos: Ana, María, María Magdalena y Alonso. En febrero de 1590 se prometió con Diego de Vítores Texeda, que fue el padre de su hija.

Según el proceso inquisitorial, los sueños proféticos de Lucrecia comenzaron siendo niña, pero ganó notoriedad en la Corte a raíz de sus predicciones sobre la derrota de la Armada de 1588. Unos meses antes, Alonso de Mendoza y fray Lucas de Allende, que ejerció como confesor de Lucrecia, comenzaron el traslado por escrito de los sueños de la joven. A instancias del confesor del rey, fray Diego de Chaves, se detuvo y procesó por primera vez a Lucrecia en 1588. La investigación de la causa correspondió a Juan Bautista Neroni, vicario de Madrid. La influencia de Alonso de Mendoza fue fundamental para lograr que esta primera causa no prosperase. En los meses siguientes la popularidad de la profetisa fue en aumento en la Corte de Madrid. La causa se reactivó tras la crisis abierta por la fuga del antiguo secretario real Antonio Pérez y fray Diego de Chaves recurrió a un comisario de la Inquisición de Madrid, Juan Ortiz de Salvatierra, para recabar información sobre Lucrecia. Con las informaciones aportadas por Ortiz, Chaves informó al Consejo Supremo de la Inquisición y se puso en marcha la maquinaria. Aunque Alonso de Mendoza trató de obstaculizar las acciones de la Inquisicicón, el registro de su casa donde se encontraron las transcripciones de los sueños, precipitó la decisión del Tribunal. Lucrecia, junto a Diego Vitores, fray Lucas de Allende y otros seguidores fueron detenidos en Madrid, mientras que Alonso de Mendoza lo fue en Toledo. Recluida en las cárceles de la Inquisición en Toledo, Lucrecia fue, finalmente declarada culpable de los delitos imputados y condenada a cien azotes, destierro de Madrid y dos años de reclusión en una casa religiosa. Por ello pasó por el Hospital de San Lázaro y el hospital de San Juan Bautista, ambos en Toledo. Tras el cumplimiento de esta reclusión, se pierde la pista sobre el devenir de la joven profetisa madrileña.