Laurentino Pérez Báscones, natural de Asturias, fue voluntario durante la Guerra Civil Española en el Batallón Asturias 235, en el que ingresó el 19 de julio de 1936. Aunque él afirma que llegó a ser nombrado teniente, en el archivo únicamente aparece como sargento de ese mismo batallón, habiendo pasado por la Escuela Militar de Noreña. Afiliado del Partido Comunista de España en esos momentos, siguió ligado al mismo durante su azarosa vida, buena parte de ella en prisión.

Una vez que Asturias fue tomada por las tropas de Franco fue apresado, saliendo en libertad condicional en el mes de junio de 1941. Unos meses más tarde es detenido de nuevo pasando al campo de Miranda de Ebro y de allí al campo Unamuno en Madrid, donde se forma el Batallón de trabajo 93, con el que se desplaza a Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) para realizar trabajos de obras públicas.

El siguiente destino fue el Alcázar de Toledo, de donde a los seis meses vuelve al campo Unamuno, antes de ser embarcado a un campo en Arcila, en África.

Puesto de nuevo en libertad en julio de 1943 vuelve a ser detenido en diciembre del año siguiente en la comisaría de Gijón, de donde se le trasladó a la de Oviedo y de allí a la Prisión Provincial. A consecuencia de esto es juzgado en consejo de guerra por lo que pasa al Penal de El Dueso y de allí, como castigo, a la prisión Central de Burgos.

Enfermo de tuberculosis es ingresado en el castillo de Cuellar (Segovia) que hacía de sanatorio antituberculoso para prisioneros. Su estancia allí se intercala con pequeños periodos en Yeserías (Madrid) por razones médicas, pasando a la Prisión de Carabanchel y de nuevo a Burgos, de donde el cinco de mayo de 1959 sale en libertad condicional, no volviendo a ingresar en prisión.

Tras este largo periodo de reclusión vuelve a su tierra natal a buscar trabajo. Por motivos de enfermedad vive en la provincia de Zamora.