Durante el siglo XV tiene lugar el gran proceso histórico de Villarrobledo tanto en el orden político como jurisdiccional y social, experimentándose un gran crecimiento de la población. En esta época se erigen las iglesias de San Blas, San Sebastián, San Cristóbal y Santa María. La siguiente centuria es el siglo de de Oro con la fundación de los conventos de monjas cistercienses, clarisas, frailes franciscanos, jerónimos y carmelitas descalzas. En esta época se registró un gran avance económico, social y demográfico.

El convento de San Francisco se levantó en el año 1569 sobre la primitiva iglesia de Santa Quiteria (1450-1569) y desapareció en el año 1834 tras un incendio declarado con motivo de las revueltas sociales de ese año.

Tras la Desamortización de Mendizábal estos bienes de la Iglesia pasaron a manos privadas, concretamente a la familia Acacio de la Peña, que los cedería al Ayuntamiento en el siglo XX convirtiéndose en un parque público.