El 21 de agosto de 1808 se publicó en Barcelona un edicto del Capitán General, Conde de Ezpeleta, reestableciendo en la ciudad la antigua Casa de Moneda, para acuñar moneda obsidional, ante la falta de numerario y estando la ciudad aislada y bajo dominio francés. Estará regida por una Junta de Acuño de moneda, cuyos primeros vocales fueron el oidor Manuel de Marchamalo, el regidor Antonio de Ferrater y el diputado Juan de Amat (quien posteriormente sería director de la Ceca volante dependiente de la Junta Superior de Cataluña).

La comunicación entre la Junta de Acuño y la Casa de la Moneda se refleja en la correspondencia entre el Secretario de la primera y el Contador de la segunda, hasta mayo de 1812, en que se suprime la Junta y se establece un Consejo de administración y queda al frente de la ceca un Director del gobierno francés hasta el final de la ocupación.

La actividad de la ceca bajo dominio francés perdura hasta el final de éste: tras el armisticio entre Suchet y Wellington el 19 de abril de 1814, el 28 de mayo salió de la ciudad el gobernador francés, barón de Habert, a la vez que se restituye el ayuntamiento de 1808. Los últimos documentos testimonian el traspaso entre la administración francesa y la española, entre finales de mayo y principio de junio de 1814.

El Archivo de la Casa de la Moneda ingresó en el Archivo de la Corona de Aragón en cumplimiento de Real Orden de 2 de octubre de 1838, y gracias a las gestiones hechas por su director Próspero de Bofarull.