El Consulado Nuevo de Sevilla fundado en 1784 es fruto de la promulgación del Reglamento de Libre Comercio de 1778 que también causará la desaparición de la Diputación de Comercio, existente en Sevilla, del Consulado de Cargadores a Indias en Cádiz. Ambos Consulados pervivirán hasta la promulgación del Código de Comercio de 1829 por el que fueron relegados a simples Tribunales, y definitivamente suprimidos por el Decreto-Ley de unificación de fueros de 6 de diciembre de 1868, desapareciendo estas importantes instituciones de comerciantes.El marco territorial de la jurisdicción del Consulado Nuevo de Sevilla tomará como base la circunscripción eclesiástica del arzobispado de Sevilla, incluyendo los pueblos que no estuvieran en el Consulado de Cádiz. Su primera finalidad fue la tradicional de resolver las diferencias surgidas en los tratos entre mercaderes por la vía rápida, pero además, como objetivo ilustrado, apunta al fomento de la economía local (agricultura, fábricas e industrias) y por otro al restablecimiento del comercio directo de Sevilla con América.