El Convento de San Antonio de Padua de Gáldar fue fundado por Jerónimo de Pineda y Juan de León en diciembre de 1520. Estaba situado entre las villas de Gáldar y Guía, en unos amplios solares cedidos por el propio Pineda y su mujer María de Betancourt. Posteriormente, el convento recibió el patronazgo de los descendientes de esta familia. El convento ejercía control sobre Gáldar, Guía, Agaete, la Aldea de San NIcolás, Artenara, Tejeda, Hoya de Pineda, San José de los Caideros, Acusa, Barranco Hondo, Artaso, Anzofé, Hospicio y Moya. Desde el siglo XVIII, el convento también regentó el Hospicio de Sor Catalina de San Mateo.

El convento disponía de estudios de filosofía y teología y desde el siglo XVII contó con una casa de noviciado. El número de frailes osciló en torno a los 20 entre sacerdotes, profesos, diáconos, subdiáconos, novicios, legos y donados criados. Se dedicaban principalmente a la oración, la predicación, la confesión y el cultivo de la huerta. También oficiaban todo tipo de celebraciones litúrgicas (como bautizos, bodas y misas rogativas).

El convento entró en decadencia a finales del siglo XVIII. El número de frailes fue descendiendo paulatinamente hasta que el convento fue abandonado en 1835 a causa del Real Decreto de 25 de julio de ese año suprimiendo los monasterios y conventos de religiosos con menos de 12 individuos profesos.