Los condes de Fuensalida proceden de un linaje vasco, los lópez de Ayala, vinculado al servicio de la dinastía Trastámara desde la plena Edad Media. La pieza clave en el ascenso de dicha familia, consagrada al servicio a la corona, fue Pero López de Ayala, canciller mayor del reino de Castilla (1332-1407). Miembros de su familia, se asentaron en la Ciudad Imperial desde el siglo XIV, entrando en los círculos de poder urbano y emparentando con la oligarquía local. La documentación más antigua data de la segunda mitad del siglo XIV, cuando una rama de los López de Ayala estaba instalada definitivamente en Toledo, pero también cuando terminan las guerras civiles entre los Trastámara y se amplía de manera sistemática el patrimonio del linaje mediante una triple estrategia matrimonial, inversora y de servicio a la corona. en este sentido, reciben el título de condes de Fuensalida en 1470.

La línea directa del linaje de los López de Ayala se agota en las décadas centrales del Dieciocho, de modo que mediada dicha centuria el título y mayorazgo recae, tras un enconado pleito de tenuta, en su sobrino Manuel Centurión y Arias Dávila, VI marqués de Estepa, casado con María Leonor de Velasco Ayala (hija del X conde de Fuensalida y la VI marquesa de Guadalcázar). De su matrimonio tuvieron dos hijos: Manuel Centurión Velasco, XIII conde Fuensalida, muerto joven y sin sucesión; y María Luisa Centurión, quien termina heredando el título, tras la temprana muerte de su hermano y estando ya casada con Felipe López Pacheco, marqués de Villena.

El azar del destino hace que el condado de Fuensalida, en las postrimerías del siglo XVIII, quede en manos del heredero de la Casas de Frías y Uceda, Diego López Pacheco, quien para acceder al antiguo mayorazgo de los López de Ayala debe cambiar sus apellidos por los de Fernández de Velasco, acaparando las dignidades de XVI conde de Fuensalida, X de Colmenar y XIX duque de Frías, familia en la cual ha quedado buena parte del patrimonio documental familiar hasta tiempos recientes.