El convento fue fundado por deseo de los monjes franciscanos que ya residían en la zona. Tras muchos problemas y la oposición de parte de lapoblación, se consiguió la licencia de fundación en el año 1590.

Se comparon diversas casas en el pueblo y, poco a poco, la futura comunidad fue logrando el apoyo de los vecinos. En la zona sólo había convento de mujeres en el municipio de La Laguna por lo que esta nueva fundación se apreciaba por que suponía una opción para aquellas jóvenes que querían tomar los hábitos.

Entre los vecinos, que aportaron la mano de obra, y algunas donaciones y dotes de futuras monjas lograron levantar el convento.

Resisitió durante siglos, incluso se salvó de los efectos de la erupción del volcán de Garachico en 1706.

En el siglo XIX el convento desaparecería. A mediados de siglo ya no existía ninguna comunidad que habitara la casa, la última abadesa fue elegida en 1834 sin que se sepa hasta que año ejerció su cargo.

A finales del mismo siglo el edificio abandonado tuvo que ser demolido debido al estado en el que se encontraba.