El origen del convento descalzo de San Francisco de Belvís de Monroy se encuentra el ermita de Nuestra del Berrocal. La ermita contaba con un gran número de visitas de peregrinos y en ella vivían como ermitaños fray Martín de Valencia, fray Pedro de Melgar y fray Juan Xuárez.

En enero de 1505, el obispo de Plasencia otorga licencia a fray Pedro de Melgar, por aquel entonces custodio del resto de ermitaños, a recibir una casa y la ermita para hacer un monasterio. Ese mismo año debieron de comenzar las obras. En octubre de 1507 confirmó la fundación el papa Julio II.

El solar donde se realizaría la obra del convento fue donado por Francisco de Monroy y su mujer Francisca Henríquez, condes de Deleitosa y señores de Monroy. Además pagan todos los gastos resultantes de la edificación del convento y posteriormente se convierten en benefactores y protectores de la comunidad de frailes descalzos.

El 5 de diciembre de 1509, se produjo una ratificación de los acuerdos de 1505. En 1516 se fundó la Custodia de San Gabriel, con once casas en Extremadura. En 1518 la Custodia se eleva a provincia, siendo el primer provincial fray Martín de Valencia vicario del convento de San Francisco.

En 1519 Hernán Cortés llegaría a Yucatán, y desde allí escribió a Carlos V comunicándole la necesidad de evangelizar esas tierras. Como respuesta a esto el papa León X crea las misiones en 1521. Es famoso el convento de San Francisco de Belvís por la expedición de doce franciscanos, encabezados por fray Martín de Valencia, que de allí partieron en noviembre de 1523 rumbo a Nueva España a llevar a cabo las misiones. La expedición la fijó una real Cédula firmada en Valladolid el 4 de agosto de 1523.

El convento cerró sus puertas en 1835 tras la implantación de la exclaustración decretada por Mendizábal.