El convento de San Francisco de Sariñena fue fundado en 1280. La comunidad inicial constaba de veinte frailes menores. Fue un convento clave en la resistencia que ofrecieron los frailes conventuales para unirse a la observancia. De hecho en 1576 el convento acogió un capítulo en el que se trató de reivindicar la independencia de los conventuales frente a los observantes, para ello se ampararon en los fueros aragoneses.

El 17 de mayo de 1577 los observantes celebraron capítulo general en el convento de Nuestra Señora de Jesús en Zaragoza, allí se estableció obliga a acogerse a la reforma a los conventos que todavía no se habían unido a la observancia. La resistencia del convento de San Francisco de Sariñena fue muy intensa, hasta tal punto que el ministro observante encargado de tomar posesión del convento, hubo de ir acompañado del virrey, conde de Sástago.

Entre los personajes más ilustres del convento se encuentra Domingo Picó, nacido en Sariñena y vicario general del convento, que llegó a ser confesor de Carlos V y viajó a Flandes con el monarca. En 1835 el convento ha de cerrar sus puertas debido a la exclaustración decretada por Mendizábal.