La fudación del convento en el pueblo de Lucena se hace en 1612. La comunidad de monjas venia de Cabra, otro pueblo cercano en el que estaban instaladas desde 1603. La imposibilidad de sacar adelante un convento en este municipio les hace trasladarse tras obtener el apoyo y la autorización del Enrique de Aragón, Señor de Lucena.

El conjunto estaba compuesto por el convento y una iglesia ideados por Leonardo de Castro Hurtado caracterizado por la sencillez típica de la orden aunque el interior estaba notablemente decorado con imaginería, obras pictóricas y, especialmente, el retablo de 1730 que consiguió salvarse tras la desaparición del convento original y que se conserva en el nuevo edificio de las carmelitas.

El traslado se produjo con la finalización definitiva del nuevo convento en 1972. Ya en 1931 hubo un fuerte terremoto en Lucena que afectó notablemente al convento y su iglesia, y en 1966 el edificio sufrió desplomes por lo que se hizo forzoso su abandono.

Las monjas vendieron el solar del antiguo convento y se instalaron en el nuevo.

Aparte del retablo, consiguieron conservar muchas de las obras de arte que poseían. En 1983, coincidiendo con el año teresiano, las expusieron al público.

En esta nueva ubicación, las carmenlitas descalzas continúan desarrollando su actividad conforme a las normas de su orden.