Construido entre 1609 (fecha del traslado a la nueva ubicación) y 1628.

Las 19 monjas llegaron del monasterio de Villanueva de Jara (Cuenca), junto con el fray Elías de San Martín, albergándose en la parroquia de San Andrés y posteriormente cerca de la plaza de Enrique Alpont. hasta 1609, cuando se trasladaron al lugar donde se edificaría el monasterio definitivo.

La ermita debió de construirse entrono a 1630 en la huerta del convento.

Estuvo patrocinado por Simón Gorris, el cual yace enterrado en el convento en 1655, de cuya beneficiencia también nació el altar mayor de la masonería, obra de Juan Miguel Orliens (escultor aragonés). Jerónimo Villanueva, obrero de la villa, yace sepultado en la nave de la iglesia desde 1658. Los marqueses de Benemejís donaron limosnas también.

Entre 1732 y 1768 se llevaron a cabo una serie de reformas patrocinadas por la familia Verdes-Montenegro.

En 1869, al estallar la República los bajos fueron invadidos por milicianos y la iglesia se destinó a depósito de armas y municiones. A causa de un bombardeo las monjas tuvieron que huir a refugirse en el pueblo de Benifaraig.

Entre 1871 y 1881 continuaron las reformas y mejoras.

El 13 de mayo de 1931 el cenobio fue incendiado tras su abandono por las monjas, salvándose la iglesia. La Academia de Bellas artes incautó los objetos de valor artístico como medida de protección. En el año 1936 el convento tuvo que ser cerrado de nuevo. Entre los objetos destruidos encontramos el retablo mayor e imágenes de José Esteve, sufragadas en parte por Francisco Verdes-Montenegro.

Como también se vio afectado por la riada de 1957, en 1961 se emprendió la reforma que duró 13 años y era necesaria para su sostenibilidad, en la que se derribó el claustro y se levantó uno nuevo.

Del conjunto del siglo XVII sólo se conserva la iglesia, el resto fue derribado en 1965 para levantar el nuevo edificio claustral.

Entre 1978 y 1979 se lleva a cabo la última reforma de la iglesia de la mano de Luis Gay (1916-1996).

A principios de 2007 el convento se cierra por falta de religiosas y se vende a Francisco Roig (1936-) en subasta pública para reformarlo en un hotel de lujo. Las religiosas se trasladan al monasterio de carmelitas descalzas de la Serra.