El convento dominico de San Juan de Letrán fue fundado por Félix Franchiote, conocido por Fray Felices. En 1465 el fraile obtuvo de roma una licencia para construir un convento en los solares que poseía en San Felices de Gallegos. La fundación no fue fácil pues contaba con la oposición del obispo de Ciudad Rodrigo, Diego de Muros y habría que esperar hasta 1475 para que se materializara el asentamiento dominico.

La obra se realizó extramuros y se estableció que el convento dependiese de la Basílica de San Juan de Letrán, de la que obtuvo el nombre de su advocación, y pasó a gozar de los mismos privilegios, júbilos e indulgencias que ésta. El convento emprendió grandes obras de reforma entre el último tercio del siglo XVI y la primera mitad del siglo XVII.

El siglo XIX traería el fin del convento, y es que durante la Guerra de la Independencia quedó totalmente arrasado, los frailes regresaron tras el fin de la contienda e intentaron reconstruir el convento, pero en 1835 la exclaustración decretada por el ministro Mendizábal, suprimía el convento de manera definitiva.