El obispo de Tarazona, Diego de Yepes, confesor de Teresa de Jesús, adquirió una deuda con la santa. Cuando pretendió devolver el dinero Teresa de Jesús no se lo aceptó y le pidió que, si era posible, fundara un convento de carmelitas descalzas en su ciudad.

Ya fallecida Teresa de Jesús, en 1601, el obispo inicia la construcción.

El conjunto se compone de la iglesia, una huerta y el propio convento. Se finalizan las obras de la residencia durante el primer tercio del siglo XVII y ya en el siglo XVIII se rehace la portada de la iglesia.

La iglesia se convirtió en uno de los grandes ejemplos de la influencia del arte mudejar en Aragón. La bóveda es de cañón y esta decorada con yeserías de motivos geométricos mudéjares.

Durante cuatro siglos las carmelitas han habitado y conservado el conjunto pero debido al reducido número de religiosas de la comunidad y a problemas económicos se vieron obligadas a abandonar el convento en el año 2009.

El conjunto completo esta en venta desde ese mismo año y las monjas estan instaladas en el convento de Alquerías del Niño de Castellón (España).

La mayoría de los bienes muebles de la comunidad religiosa fueron vendidos, tras llegar a acuerdo económico, al Gobierno de Aragón para su conservación y futura exposición.

La riqueza de la ornamentación es tal que en 2002 se declaró a la iglesia del convento como Patrimonio Cultural Aragonés. Esta designación se incluía en la declaración del Comité de Patrimonio Mundial reunido en Helsinki en 2001 en la que se reconocía y declaraba la arquitectura mudejar de Aragón como Patrimonio Mundial.