El convento de Santa Catalina de Cisneros fue fundado en 1467. Entre los benefactores de esta casa se encontraba el obispo de Segovia, Francisco Caballero, que realizó importantes donaciones al convento en el siglo XVII. En 1809 el convento cerró sus puertas como resultado del decreto de supresión de órdenes religiosas de José I Bonaparte. Durante la Guerra de la Independencia el convento terminó en estado ruinoso, como así atestigua un informe sobre el estado de los conventos de la provincia de Palencia de 13 de diciembre de 1813. No obstante, con Fernando VII en el trono los conventos de Palencia fueron devueltos a los frailes. Los dominicos de Cisneros sufrieron una segunda exclaustración durante el Trienio Liberal, al ser suprimido el convento por la Ley sobre monasterios y conventos de 1820. Nuevamente regresaron, tras la restitución del poder de Fernando VII, pero ya en 1835 la tercera exclaustración terminaría con la vida del convento, ya que fueron aplicaron los decretos, de ese mismo año, que suprimían la práctica totalidad de conventos masculinos españoles de forma definitiva. El edifico y los terrenos fueron sacados a subasta en 1848.