Institución
Convento de Santa Clara de Castro-Urdiales (Cantabria, España)Otras formas
desde 1322 hasta 1837
La gran cantidad de viudas y huérfanas que habitaban este pueblo debido a la peligrosidad en las costas procelosas y mal conocidas de la zona decidieron levantar un monasterio para dedicarles las oraciones pertinentes, tanto a las almas de los fallecidos como a la vida de los pescadores.
Se desconoce el comienzo de la tramitación, pero tuvo que ser anterior a 1322, pues es entonces cuando el papa Juan XXII les concede la autorización (Algunas fuentes hablan del siglo XIII). No habiendo finalizado las obras un incendio devoró lo construido hasta entonces volviéndose a retomar las obras en 1328 (de nuevo con autorización papal).
En 1622 la fábrica vuelve a ser pasto de las llamas, teniendo que ser desalojado por los diez años que durarán las obras de acondicionamiento, las cuales fueron posibles gracias a los 3000 ducados aportados por Felipe IV y las ayudas de otros conventos.
En 1735 se reedifica la iglesia de la mano de Pedro de Cereceda (-1743).
Durante su existencia se convirtió varias veces en hospitales de campaña, tanto por los diversos brotes de epidemias que se dieron en la villa, como para albergar las tropas de las guerras carlistas, teniendo constancia de una evacuación de las religiosas inclusive.
Desapareció con el proceso desamortizador del siglo XIX. El Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar de Pascual Madoz, escrito a mitad de dicho siglo, refiere que sirve de ayuda a la parroquia y no tiene aparenta un mal estado de conservación.
Tras las numerosas obras y remodelaciones, nada se conserva del primitivo convento en la actualidad. El inmueble fue destruido en su totalidad durante la Guerra civil