El convento dominico de Tarragona fue fundado en 1248 cerca del portal del Roser. Muy pronto gozó Santo Domingo de prosperidad económica a partir de donaciones realizadas por poderosas familias de Tarragona, pero en 1462, durante la Guerra Civil Catalana, el convento fue gravemente dañado y la comunidad de frailes tuvieron que refugiarse en el edifico conocido como Volta del Pallol, una construcción que formaba parte de las estructuras del antiguo foro romano.

Una vez terminada la guerra volvieron los frailes al antiguo convento, en el que realizaron obras de rehabilitación, y comenzaron un nuevo periodo de estabilidad que cesó con el estallido de un nuevo conflicto en 1640, la Guerra de los Segadors. Esta vez el convento acabó completamente destruido y la comunidad tuvo que mudarse a una casa que poseían en la ciudad, conocida como Castillo de Terraça. Allí permanecerían hasta 1693, cuando comenzaron las obras de un nuevo convento, situado en la plaza de la Font, donde antes se ubicaba un convento franciscano.

En esta nueva etapa el edifico conventual sufrió en el año 1700, la explosión de un polvorín cercano que provocó graves desperfectos, y poco después estalló la Guerra de Sucesión (1701-1715), durante la cual el edificio fue usado como cuartel. Durante el siglo XIX la Guerra de la Independencia (1808-1814) estalla y el convento es afectado una vez más al sufrir destrozos que hacen necesaria una posterior reconstrucción.

El siglo XIX también sería el escenario del fin de la vida del convento, durante el Trienio Liberal (1820-1823), fue emitida la Ley sobre monasterios y conventos, a través de la cual se llevó a cabo la exclaustración de los frailes convento dominico de Tarragona, tras la restitución del poder de Fernando VII el convento fue reabierto. Pero en 1835 Santo Domingo es cerrado definitivamente tras ser aplicados los decretos de exclaustración del mismo año, que terminaron con la práctica totalidad de conventos masculinos españoles.