El convento de la Concepción de Manzanares, en la provincia de Ciudad Real, continúa pasados cuatro siglos en activo.

Se creó por iniciativa de cuatro jóvenes de la familia Quesada, dos hermanas y dos primas hermanas, que aportaban sus haciendas y personas para la fundación de un monasterio concepcionista en 1592.

En 1590 realizan su propuesta al provincial franciscano de la jurisdicción de Cartagena. Una vez conseguido su permiso se tramita con la Orden de Calatrava, pues Manzanares se encuentra bajo administración y jurisdicción de la misma. Y finalmente se consigue la Licencia Real el 22 de mayo de 1591.

Las condiciones del provincial para la apertura de este convento, fueron, la fundación con cuatro religiosas enviadas del convento de Cuenca, la prohibición de compra de patrimonio por parte de la Institución, la presencia de un hermano lego, para la ayuda en la realización de trabajos y un vicario-confesor para las religiosas.

Estas disposiciones condicionaron la arquitectura del convento, pues contó con casa del vicario y estancias para el hermano lego, huerto y las llamadas paneras, silos de grano, para pagar el diezmo.

La ceremonia de apertura se dio el 26 de abril de 1592, con la llegada de las religiosas de Cuenca. Y el 1 de mayo de este año ingresarían la jóvenes fundadoras de la familia Quesada.

El convento sobrevivió a la invasión francesa, la Desamortización y la Guerra Civil aunque disminuyendo sus posesiones con el paso de los años, pues hay constancia de que en los años 40 del S.XIX, salen a subasta la Casa del Vicario y las paneras.

En 1882 diez monjas Concepcionistas procedentes de este convento de Manzanares, se instalan en la localidad de Alcazar, Ciudad Real, para fundar una nueva comunidad, a petición de Doña Candelas Campo, cuñada de una de las abadesas del monasterio de Manzanares.

El número de religiosas disminuyo drásticamente, llegando a ser seis en esta época, entonces se alojaban en el coro de la iglesia, según documentación conservada. Aún así no desaparece y ahora en el S.XXI persiste gracias al ingreso de profesas de otras nacionalidades.