El convento fue fundado por Francisco de Monroy y Sandoval y su esposa Constanza de Morales en el año 1551.

Se levantó cerca de una de las puertas de la muralla conocida como Portacoeli, ya desaparecida.

Levantaron una iglesia junto al convento que fue ocupado por tres religiosas desde el inicio aunque con el tiempo llegaría a tener capacidad para cincuenta monjas, número que alcanzaría en torno a 1645.

La casa contaba con rentas suficientes para mantener a su comunidad gracias, en parte, a la que fue abadesa en 1612, Beatriz Pacheco y Portocarrero que hizo donación de casas, tierras y huertas repartidas entre los pueblos de Miajadas, Trujillo, Don Benito, Magacela, Mengabril o Guareña entre otros.

Pasados los años la comunidad fue reduciéndose. En 1803 ya sólo quedaban en el convento catorce religiosas.

Poco después, durante la Guerra de Independencia iniciada en 1808, las tropas francesas ocuparon la casa provocando su casi total destrucción. En ese momento las monjas tuvieron que abandonar su residencia ya que los gastos de restauración resultaban demasiado elevados. Renunciaron a restaurarlo aunque mantuvieron unida a su comunidad. Compraron una casa particular en el pueblo en la que poder instalarse y donde vivirían hasta después de los procesos de exclaustración de Mendizabal de 1835. Según describe Madóz en su Diccionario Geográfico, en 1850 aún residían en la misma casa.

En el solar del antiguo convento se levantó en 1888 un edificio destinado a ser hospital que conservaría el nombre de Purísima Concepción