El Corpus Christi de Arcos de la Frontera se fundó como convento de Mercedarias Descalzas en el año 1650 gracias a la donación de doña Beatriz de la Calle Natera y Morcillo, que ocho años antes, en 1642, donó a través de su testamento, una casa y doce mil ducados a la orden de redención de cautivos para fundar esta comunidad jerezana.

Lo peculiar de este convento es que, hasta 1642, el edificio era utilizado como cárcel. Tenía los calabozos en la parte de arriba del edificio, como atestiguan las ventanas de la fachada, situadas en la parte de arriba de le convento, que aún mantienen rejas con puntas de hierro afiladas.

La comunidad mercedaria de Arcos de la Frontera siempre fue bastante modesta, cuenta con unas instalaciones reducidas y nunca albergó ningún personaje de gran influencia o poder. En 1749 la comunidad estaba formada por 25 religiosas, 17 de velo negro y 8 de velo blanco, en 1808 los informes contabilizaban 21 y, actualmente, el número ha quedado reducido a 9.

El Convento de las Mercedarias es el último convento de clausura que queda en Arcos de la Frontera. En su capilla, el altar mayor de estilo barroco, contiene la imagen de Nuestra Señora de la Merced y otra del titular del retablo San José.