La llegada de los primeros jesuitas a Barcelona se produjo en 1545, a penas dos religiosos, los padres Araoz y Fabro que, no cuentan con un lugar fijo para establecerse. Después de pasar por varios establecimientos en la ciudad y de ser conocida su labor por Francisco de Borja y la familia de este, contarán con ayuda para adquirir unas casas, con sus corrales y huertos frente a la segunda muralla de la ciudad, al otro lado de la Rambla. Según estudios consultados, consideran necesario la construcción de su propia iglesia para llevar a cabo su labor misionera y es en estos inmuebles donde se establecerá este primer templo. Se situaban próximos a la Universidad, y fueron ampliando su espacio que, con el tiempo incluiría el colegio que tomara como advocación de Nuestra señora de Belén. Estos primeros religiosos trabajaron en favor de la mayor frecuencia de los sacramentos de la confesión y la comunión, así como en la atención a las niñas huérfanas, creando un orfanato. La primera iglesia de Belén se inauguró en 1555, pues la actual responde a finales del siglo XVII y sirvió de base para la realización de los habituales ministerios, como ocurría en otros lugares. La casa era un colegio, como todos domicilios de los de la Compañía, pero las lecciones no comenzaron hasta 1566, debiendo esperar tres años para las propias de teología, aunque pronto comenzó el contacto y asistencia con los estudiantes teólogos del Estudio general. Sin embargo, el colegio de Belén contaba con una misión especial: la de servir de casa de huéspedes de los jesuitas que iban y venían de Italia y de Europa, pasando por este puerto internacional, ya entonces, de Barcelona. Entorno a la iglesia y Colegio de Belén, años después, se organizó la labor Pía de la Orden y la devoción mariana de la misma, a través de la Congregación de la Natividad de Nuestra Señora, fundada en una de sus capillas. Esta Congregación se sustenta con la donación de artesanos, mercaderes y pudientes de la ciudad, que costean la creación de de hospitales y el cuidado y visitas a los presos en las cárceles de Barcelona, entre otras actividades. En 1896 esta Congregación pasa a ser religiosas adheriéndose a la Orden Franciscana.
The first Jesuits in Barcelona arrived in 1545. They were only two men, Father Araoz and Father Fabro, who did not have any fixed place to establish. When Francisco de Borja and his family knew about their work in several establishments of the city, both fathers started counting on their support to purchase some houses, with their farmyards and orchards, that was placed in front of the second wall of the city, in the other side of La Rambla. According to some studies, they considered necessary the construction of their own church to carry out their missionary work so it was in these buildings where they established the first temple. They were located near the University and they expanded their location until they joined the school dedicated to Our Lady of Bethlehem. The first priests worked on the sacraments of confession and communion as well as the attention to orphan girls. So they created an orphanage. The first church in Bethlehem (Barcelona) was opened in 1555. The current one dates back to the 17th century and underlay for the realization of the usual ministries, as it happened in other places. The house was a school, as every home belonging to the Society, but lessons did not start until 1566. They had to wait for 3 years to have their own ones in Theology. However, the contact and assistance of the theology students of the "Estudio General" (General study) started very soon. The school of Bethlehem counted on a special mission: to serve as a home for the guests of the Jesuits that travelled from and to Italy and Europe, going through this international port in Barcelona. The "Pía de la Orden" was organized several years later around the church and the School of Bethlehem. The same happened with its Marian devotion through the "Congregación de la Natividad de Nuestra Señora", which was a congregation founded in one of their chapels. This congregation was supported by the donations of artisans, merchants and rich people from the city, who paid for the creation of hospitals and the care and visits of the prisoners that came from Barcelona's prisons, among other activities. In 1896, this congregation became a religious one, joining the Franciscan Order.