Real Decreto de 18 de agosto de 1809 disponiendo que todas las órdenes regulares, monacales, mendicantes y clericales existentes en los dominios de España queden suprimidas, según se expresa. Gaceta de Madrid núm. 234, de 21 de agosto de 1809, páginas 1043 a 1044.
Ley sobre monasterios y conventos de 25 de octubre de 1820. Gazeta del Gobierno núm. 123, de 29 de octubre de 1820, página 544.
Real Decreto de 25 de julio de 1835 suprimiendo los monasterios y conventos de religiosos que no tengan 12 individuos profesos, de los cuales las dos terceras partes a lo menos sean de coro. Gaceta de Madrid núm. 211, de 29 de julio de 1835, páginas 841 a 842.
Real Decreto de 11 de octubre de 1835 suprimiendo los monacales. Gaceta de Madrid núm. 292, de 14 de octubre de 1835, página 1157.
Real Decreto de 9 de marzo de 1836 suprimiendo todos los monasterios, conventos, colegios, congregaciones y demás casas de comunidad o de instituto religioso de varones, inclusas las de clérigos seculares, y de las de las cuatro órdenes militares y S. Juan de Jerusalén, existentes en la Península, islas adyacentes y posesiones de España en África. Gaceta de Madrid núm. 444, de 10 de marzo de 1836, páginas 1 a 3.
Ley de 29 de julio de 1837 sobre extinción de monasterios, conventos, colegios, congregaciones y demás casas de religiosos de ambos sexos, en la Península e islas adyacentes. Gaceta de Madrid núm. 977, de 4 de agosto de 1837, páginas 1 a 2.
Orden religiosa fundada por Domingo de Guzmán en Toulouse (Francia) en 1215. Fue aprobada por el papa Honorio III el 22 de diciembre de 1216. El objetivo principal de la orden era la predicación debido a que nació para combatir la herejía cátara. Sin embargo, también favoreció la vida contemplativa y el estudio. Por eso, Domingo de Guzmán impulsó la formación de sus frailes mediante la creación de estudios generales dominicos junto a las principales universidades europeas. El convento de Saint Jacques, junto a la universidad de París, fue fundado en 1217 y se convirtió en el primer estudio general de la orden.
Los dominicos adoptaron la regla de San Agustín, aunque le añadieron sus propias consuetudines. La orden estaba dirigida por un maestro general, elegido por los priores provinciales sin necesidad de confirmación papal. El capítulo general tenía el poder legislativo dentro de la orden. Además, en 1231 el papa Gregorio IX encargó a los dominicos la dirección de la Inquisición. En 1252, les autorizó a utilizar la tortura en determinadas circunstancias.
La orden se extendió rápidamente por Europa. A comienzos del siglo XIV, los dominicos contaban con más de 13.000 frailes, agrupados en 500 conventos y 18 provincias. Sin embargo, a partir de ese momento la orden sufrió una progresiva relajación de costumbres, lo que llevó a Raimondo da Capua a promover la creación de congregaciones reformadas después de su elección como maestro general en 1380. Los dominicos conventuales y los dominicos reformados mantuvieron muchos conflictos, especialmente respecto a la cuestión de la pobreza en la orden, pero ambas ramas resolvieron sus diferencias a finales del siglo XV. Las congregaciones se convirtieron en provincias propias o fueron absorbidas por ellas.
En 1221 se creó la provincia de España. Inicialmente abarcaba toda la Península, pero luego se fue dividiendo. En 1311 se creó la provincia de Aragón, que incluía los territorios de Cataluña, Valencia, Baleares y Navarra. En 1514 se añadió la provincia Bética, pasando Navarra a la de España. Finalmente, en 1650 se estableció la provincia de Canarias. A partir del siglo XVI, la orden también estableció misiones en las posesiones españolas en América (nueve provincias) y Asia (una provincia). Durante el siglo XV se establecieron congregaciones reformadas en Castilla y Aragón para contrarrestar la relajación de costumbres. A finales del siglo XVII había 236 conventos dominicos en España.
En el siglo XIX, los conventos dominicos españoles fueron suprimidos en varias ocasiones. Fueron cerrados por las autoridades francesas durante la Guerra de la Independencia (1808-1814). Posteriormente, parte de ellos fueron clausurados durante el Trienio Liberal (1820-1823). Finalmente, todos los conventos dominicos, con la excepción del colegio de misioneros de Ocaña (Toledo), fueron suprimidos por los decretos de exclaustración de 1835-1836. La orden fue restaurada en España a partir de 1860, restableciéndose las provincias de España, Aragón y Bética.
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