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La expulsión de los moriscos de los reinos hispánicos no solo fue un acontecimiento capital en la historia de España si no también, de acuerdo a las propias cifras de la época, el movimiento migratorio mas importante de la Edad Moderna.

Fue el resultado de un proceso que tiene su origen en la misma toma de Granada en 1492, se gestó a lo largo de todo el siglo XVI hasta la revueltas de las Alpujarras en 1568-1570 y el posterior extrañamiento y dispersión de la población morisca por toda la península, y finalmente llevó a adoptar, tras años de deliberaciones, la que se veía como única forma de poner el punto final a un problema considerado irresoluble. España no sufrió, a diferencia de resto de Europa, guerras de religión pero la expulsión de los moriscos dejó cicatrices no menores en aras de la consecución del objetivo político (que si compartieron todas la naciones europeas de su tiempo) de la uniformidad religiosa como garantía de unidad.

La expulsión general de los moriscos fue decidida por el Consejo de Estado en abril de 1609, justo al tiempo que se firmaba la Tregua de los Doce años con las Provincias Unidas. Una operación de tal magnitud requirió, además de años de deliberaciones y consultas en los órganos de decisión política de la Monarquía Hispánica, meses de preparativos y una enorme movilización de sus recursos militares y administrativos durante un lustro. Todo ello, como no podía ser de otra forma, dejó un enorme rastro documental que puede seguirse en todos los fondos administrativos de la época, comenzando por los del propio régimen polisinodial.

Mediante este documento el Consejo informaba como satisfactoriamente concluída la expulsión en el reino de Murcia, último en que tuvo lugar, y proponía una serie de medidas para "cesar en la negociación" de manera definitiva. Al margen, de puño y letra de Felipe III, se encuentra el texto del decreto por el que se ordenaba el cese de la mayor parte de las operaciones (aunque no de manera tan completa como proponía el Consejo) certificando así el fin oficial del proceso de expulsión.

Las pérdidas de población, mano de obra, industria etc. que esta medida supuso para los reinos hispánicos, así como la catástrofe humanitaria que supuso, han sido ampliamente estudiadas y documentadas por historiadores de todo el mundo desde entonces.