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Aunque el Gobierno esloveno declaró la independencia el 25 de junio de 1991 tras un breve conflicto armado denominado Guerra de los Diez Días, no obtuvo el reconocimiento por parte de la Unión Europea hasta el día 15 de enero de 1992. Por este motivo, este documento de apenas dos meses después, supone una de las primeras actuaciones diplomáticas del nuevo estado esloveno, con el primer presidente de su historia, Milan Kucan, como protagonista. Con ello, se persigue la presentación de su país ante la comunidad internacional aprovechando la inminente celebración de la Exposición Universal de Sevilla ese mismo año. Con este fin, se dirige al entonces presidente del Gobierno de España Felipe González, dada su reconocida vocación europeísta, con el ánimo de conseguir su intercesión para que Eslovenia logre participar en la Expo de Sevilla y con ello dar a conocer a nivel mundial su rico patrimonio cultural.

Finalmente, y a pesar de la intervención personal del presidente González, Eslovenia no pudo estar presente en la Expo de Sevilla, aunque poco después el propio Milan Kucan sí pudo asistir como invitado, a los Juegos Olímpicos de Barcelona.