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Los Reyes Católicos comisionaron a Juan de la Ribera, capitán general de la frontera de Navarra, para que determinase la calidad de la construcción que poseía Diego Gómez de Sarmiento, conde de Salinas, en el lugar llamado de Las Conchas, en la ribera del Ebro, al sur de la provincia de Álava. Éste último declaró poseer en el término de Ocio "una casa para cargar la vena de sus ferrerías" cuya explotación había recibido como merced de la Corona. Sin embargo, los concejos de Beranteviilla, Zambrana, y especialmente Santa Cruz del Fierro, protestaron la jurisdicción y afirmaron que lo que el conde tenía labrado no era una casa llana, sino una casa fuerte o fácilmente convertible en fortaleza.
Juan de la Ribera fue requerido por Diego de Sarmiento para elevar su informe ocular a los Reyes, lo que finalmente hizo, concluyendo que Diego Sarmiento sólo tenía un mesón para caminantes, donde se alojaba también la gente que explotaba la vena. Los concejos suplicaron, pero se confirmó la sentencia a favor del conde. En todo caso, no se trataba del castillo de Ocio, sino de una construcción menor situada junto al camino real que conectaba con La Rioja.