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Raimundo de Torrelo, vicario general del obispo de Tarazona, en presencia de Antonio Ferrer prior y procurador del monasterio y del oficial de Tarazona, opina, con relación a la visitas a las iglesias de los lugares de Cesadón y de Vera por parte del obispo de Tarazona y del abad del monasterio, que de la iglesia de Cesadón no debe ser exigida cena, y que no puede ser visitada por ningún procurador, sólo personalmente por el obispo, y con relación a la Iglesia de Vera que, según el tenor de la concesión hecha por Juan obispo de Tarazona, puede ser visitada tanto por el obispo como por el abad, y si concurriesen al tiempo, el obispo tiene prioridad para la visita sobre el abad.