Becerro gótico de Santa María de Valpuesta
CODICES,L.1166
Aproximada s.IX - s.XIII
Unidad Documental Compuesta
ES.28079.AHN//CODICES,L.1166
Archivo Histórico Nacional 3. INSTITUCIONES ECLESIÁSTICAS 3.2. CLERO SECULAR Colegiatas, iglesias parroquiales, ermitas y santuarios Colegiata de Santa Maria de Valpuesta (Burgos)
La historia del monasterio de Santa María de Valpuesta va íntimamente unida a la diócesis de Valpuesta, en la cual tendría su sede. Las fuentes disponibles para su conocimiento se limitan prácticamente a los documentos reunidos en los dos cartularios que se nos han conservado. Ya desde el siglo XVI, historiadores como Esteban de Garibay, Ambrosio de Morales y Juan de Mariana dedican atención en sus respectivas historias a Valpuesta, lo que denota la importancia que esta pequeña localidad tuvo en la alta edad media castellana. Mayor amplitud le dedican las obras de tema eclesiástico, como las de Juan de Salazar, Gregorio de Argaiz, José de Landázuri y especialmente, Enrique Flórez. El obispado de Valpuesta surgirá a raíz de la conquista musulmana de estas tierras pues no existía antes, motivo por el cual no aparece mencionado en las primeras listas episcopales conservadas. Su creación vendrá motivada por la supresión de las antiguas sedes episcopales de Oca, Osma, Palencia y Calahorra como consecuencia de la ocupación musulmana de esta zona. Durante los siglos IX y X, el territorio donde se asienta Valpuesta, estaba poblado por gran número de pequeños monasterios que iban surgiendo conforme avanzada la repoblación del territorio y que en cierto modo venían a ejercer las funciones espirituales y de control del territorio que ejercían los obispados suprimidos. A ellos se refieren las fuentes bajo diferentes denominaciones, como monasterium, ecclesia, cella, cenobium, atrium, etc. Son muy escasas las noticias que tenemos sobre la regla seguida por estas pequeñas comunidades, los documentos se refieren a ella como regula prima, regula sancta, regula monasterii, que habría que encuadrar dentro del monacato pactual que tuvo su más claro exponente en la Regula Communis de San Fructuoso. La existencia de estos pactos en Valpuesta queda reflejada en los documentos del Becerro gótico de los años 865, 870, 929 y 1030, por ejemplo. El origen de Santa María de Valpuesta hay que encuadrarlo, por tanto, como consecuencia de las campañas de repoblación que los monarcas delegaban en manos de particulares. Así se desprende del controvertido documento de 18 de diciembre 804 donde se nos recogen estos hechos. El obispo Juan, junto con unos monjes y compañeros (gasalianes) llega allí en tiempos de Alfonso II de Oviedo, donde se encuentra con una iglesia abandonada y medio destruida dedicada a Santa María, que tras las necesarias reparaciones volvió a poner en funcionamiento. Asimismo tomó posesión de las tierras circundantes abandonadas (presuras), instalando en ellas pobladores y poniéndolas nuevamente en cultivo. Con la misma fecha, el rey Alfonso II confirmaba a la iglesia de Valpuesta las propiedades adquiridas por el obispo Juan. Ambos documentos son considerados hoy día como falsos, siendo redactados varios siglos después. Según las últimas investigaciones el primer obispo documentado que no ofrece ninguna duda es Felmiro, quien aparece firmando un documento del año 881. La diócesis de Valpuesta venía a ser la continuación de la de Oca y su jurisdicción se extendía por el norte de la provincia de Burgos, además de las actuales provincias de Santander, Álava y Vizcaya. Salvo una breve interrupción entre 1052 y 1064, años en los que pasó a formar parte de la recién creada diócesis de Nájera, la sede de Valpuesta continuó hasta su supresión en 1088. La restauración del obispado de Oca en 1067 por Sancho II supuso el inicio del fin del de Valpuesta. En dicho documento, aunque no se suprime la diócesis de Valpuesta, se le asigna a la de Oca el territorio de ella. La última mención documental conocida de un obispo de Valpuesta es la de Munio, en 1087. Cuando al año siguiente se reúna el concilio de Santa María de Husillos (Palencia), en las actas ya no aparecerá la firma de ningún obispo de Valpuesta, con lo cual hay que entender que este obispado había sido suprimido, cuyo lugar sería ocupado por el de Oca. En 1074, las infantas doña Urraca y doña Elvira, hacen donación a don Jimeno, obispo de Burgos, la iglesia de Santa María de Gamonal para instalar allí la sede de Oca, hecho que tendrá lugar definitivamente con Alfonso VI al año siguiente y que terminará finalmente instalándose en Burgos. A partir de entonces se puede dar por finalizada la restauración de las antiguas sedes visigodas. Desde este momento Valpuesta se convertirá en arcedianato, dignidad de la catedral de Burgos y se erigirá su cabildo colegial. En los documentos del Becerro quedará testimonio de este cambio, donde los hasta entonces llamados monachos y frates, pasarán ahora a ser clerici ecclesiae Vallispositae o clerici regulantes. Conocemos los nombres de los primeros que ejercieron el cargo, Domingo (1090-1095) fue el primero, sucedido por Vicente (1097-1109), Bernardo (1117-1137) y Arnaldo (1138-1144) Un nuevo cambió tendrá lugar en la primera mitad del siglo XIII, cuando bajo el mandato del arcediano Hilario (1225-1240?) el cabildo se secularice, abandonando la tradicional vida en común de los canónigos. Así continuó hasta que por el Concordato firmado entre España y la Santa Sede en 1851 se suprimieron los cabidos colegiales, entre ellos el de Valpuesta. Como consecuencia de ello, la colegiata de Valpuesta pasará a convertirse en iglesia parroquial. A pesar de perder la categoría de obispado el arcedianato de Valpuesta debió de gozar de prestigio si nos atenemos a algunas de las personas que ostentarán dicho cargo, como los papas Alejandro VI y Adriano VI, los cardenales Alonso Carrillo de Albornoz, Gil Carrillo de Albornoz, y obispos, como Pedro Fernández Vaca y Antonio Osorio de Acuña. Su jurisdicción se extendía por tierras de Miranda de Ebro, Santa Gadea del Cid, Bujedo de Candepajares, Cellorigo, Frías, valles de Tobalina y Losa hasta el mar. Asimismo, por Castilla la Vieja, parte de Álava, valle de Mena, Encartaciones, Castro Urdiales, Laredo y Merindad de Trasmiera.
TRANSFERENCIA
Procedente de la Biblioteca Provincial de Burgos.
1899-03-27
Colegiata de Santa María de Valpuesta (Berberana, Burgos, España)
El Becerro gótico de Valpuesta es un cartulario especial debido principalmente a su estructura, que no concuerda con lo que tradicionalmente entendemos por tal. Uno de sus principales estudiosos, Ruiz Asencio, lo califica como el cartulario castellano más complejo. Lo primero que llama la atención en él es que se trata de una reunión facticia de varios cuadernillos de naturaleza independiente, así algún folio suelto que fueron encuadernados creando con ellos un libro. Está formado por diecisiete los cuadernillos de pergamino, con ciento diecisiete folios, entre los cuales se incluyen algunos fragmentos de folios y tres documentos sueltos originales. El tamaño de los mismos es desigual, oscilando entre los 95x140mm. en el cuadernillo 16, a los175x230mm. del cuadernillo 5. Asimismo alternan los cuadernillos escritos en letra visigótica, que ascienden a veintidós, con los escritos en carolina, que son doce. Continuó utilizándose hasta principios del siglo XIII como lo demuestran las anotaciones que recibió en los folios en blanco que tenía. Esta estructura es la que el cartulario tenía en el siglo XIII, pues cuando en 1236 fue copiado en uno nuevo, el Becerro Galicano, los documentos fueron copiados en el mismo orden que tenían el Gótico. Pero por si estas particularidades fueran pocas hay que destacar que hay en él algunos documentos que no le pertenecen, como son los del monasterio de Buezo, a los cuales nos referiremos a continuación y quizás, lo que es más llamativo, tres documentos originales (doc. 37, 966, abril, 1, f. 77; doc. 53, 1044, f. 20bis y doc. 87, 1093, diciembre, 18, f.101v.-102r.) Contiene en total 187 documentos, ocho del siglo IX, treinta y nueve del X, y 90 del XII; finalmente, uno del XIII. En cuanto a la tipología diplomática de los documentos que inserta el hecho más destacable es la escasa presencia de documentos reales, que se limita al de Alfonso II del 804. Igualmente son muy escasos, tres únicamente, los documentos episcopales del siglo IX. Por el contrario abundan los documentos privados, entre los cuales encontramos donaciones, ventas, permutas, nombramiento de fiadores para procesos judiciales, cartas de familiaridad, aniversarios, etc. Entre todos estos documentos destacan por su número las donaciones "traditio corporis et animae", donación que llevaba aparejada la de unos bines mediante las cuales los donantes sufragaban los gastos de su entierro y los de las personas encargadas de orar por el alma del difunto. Algunas de las cuales no se copian de forma íntegra, sino solamente los datos del autor y destinatario, con la noticia de la entrega del cuerpo y la descripción del bien donado, pero careciendo de fecha. La cifra total de documentos privados se eleva a ciento sesenta y seis, excluidos los del monasterio de San Pedro y San Pablo de Buezo de Bureba, ajenos a Valpuesta, con 15 documentos, aunque no todos comparten esta opinión. Cuatro son del siglo IX, veinticinco, del X; cuarenta y nueve del XI; ochenta y siete, del XII; y, uno de principios del siglo XIII. Son numerosos también los documentos que carecen de fecha, cincuenta y siete, o que presentan problemas para su interpretación, ya sea por el empleo erróneo de los numerales romanos, por la equivocación en la utilización del sistema de fechar por kalendas, nonas e idus, o por la falta de concordancia entre el día del mes y el día de la semana. Finalmente, en cuanto a los documentos falsos, los más significativos son los dos más antiguos del cartulario, el del obispo Juan y el de Alfonso II, ambos del año 804. Aunque hoy día son mayoría los que defienden su falsedad, la opinión no es unánime. El primero de ellos, a pesar de su falsedad, tuvo un gran éxito, a tenor de las confirmaciones que tuvo desde Fernando III, continuadas sucesivamente hasta Felipe IV. A ellos hay que añadir la donación del obispo Fredulfo [894-900]. El Becerro Gótico ha sido conocido por los historiadores desde fecha muy temprana y así lo han utilizado en sus obras Garibay, Morales, Mariana, Argaiz y Flórez. Ya en tiempos más actuales se debe a Louis Barrau-Dihigo la primera edición moderna del mismo, aunque se limitó a publicar solo los documentos más antiguos, que corresponden del periodo que Valpuesta fue obispado (804-1087). De los siguientes hubo una edición a cargo de Julián Sainz de Baranda en 1935 plagada de errores, pero que además no está basada en el Becerro original sino en una copia del Galicano existente en la Colección Salazar y Castro de la Real Academia de la Historia. En 1970, Mª Desamparados Pérez Soler publicó una nueva edición donde reeditaba la que hizo Barrau-Dihigo, calificada por su más recientes editores como "plagio", y con errores de traducción de algunos término franceses de los regestos de los documentos. Va precedida de una breve introducción de dos páginas y unos índices al final. Su principal mérito fue hacer accesible a los estudiosos una obra de difícil consulta en nuestras bibliotecas. Fue Saturnino Ruiz de Loizaga el primero que en 1995 publicó los documentos del Becerro Gótico a partir de 1090 hasta 1140, no incluidos en las ediciones anteriores. Pero, además, también lo hizo del Galicano, editando en doble columna los documentos de ambos Becerros. La última y más completa edición de los dos Becerro ha sido llevada a cabo por el Instituto Castellano-Leonés de la Lengua en 2010, a cargo de José Mª Ruiz Asencio, Irene Ruiz Albi y Mauricio Herrero Jiménez. Va precedida de un amplio estudio introductorio donde se estudian todos los problemas que presentan estos cartularios el cual hemos seguido es estas páginas. Además de una cuidadísima transcripción la obra y unos índices exhaustivos, el segundo volumen recoge una reproducción fotográfica de los Becerros. Sin duda, es actualmente la edición más completa que disponemos. Pero, además, de todas estas singularidades que hemos ido destacando, tiene el Becerro Gótico otra y no menos importante, que realza más si cabe su importancia. Nos referimos por supuesto a la importancia que tienen para el estudio de los orígenes del castellano, ya que entre sus documentos aparecen voces en romance que pueden considerarse como uno de los testimonios más antiguos de la lengua castellana.
Restaurado
Digitalizado
BARRAU-DIHIGO, Louis: "Chartes de l'église de Valpuesta. Du IX au XIe siècle", en Revue Hispanique, VII (1900), p. 272-389. También en Estudios Mirandeses, 20 (2000) p. 43-53. Traducción de este artículo en Ibidem, p. 55-62.
Cartulario de Valpuesta, edición crítica e índices por Mª Desamparados Pérez Soler, Valencia: Anubar , 1970.
RUIZ DE LOIZAGA, Saturnino: Los Cartularios Gótico y Galicano de Santa María de Valpuesta (1090-1140). Segunda parte, continuación del "Cartulario de Valpuesta" de M D. Pérez Soler (Valencia, 1970), Vitoria: Diputacion Foral de Alava , 1995.
Los becerros gótico y galicano de Valpuesta / José M. Ruiz Asencio, Irene Ruiz Albi, Mauricio Herrero Jiménez, Burgos: Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, 2010.
Cartulario de Valpuesta: Becerros Gótico y Galicano, Burgos: Siloé, Arte y Bibliofilia, 2016. 2 v. Reproducción facsímil de los Becerros Gótico y Galicano de Valpuesta, conservados en el AHN (Códices, L.1166 y L.1167)
RUIZ ASENCIO, José Manuel: "Los cartularios de Valpuesta", en Estudios Mirandeses, 24 (2004) p. 354-381.
RUIZ DE LOIZAGA, Saturnino: "Sobre la autenticidad del cartulario de Valpuesta", en Estudios Mirandeses, 20 (2000) p. 89-99.
DULANTO SARRALDE, Nicolás: "Singularidad del cartulario de Valpuesta", en Estudios Mirandeses, 20 (2000) p. 9-18.
ZABALZA DUQUE, Manuel: "Tipología de los documentos de Valpuesta", en Estudios Mirandeses, 24 (2004) p. 320-353.
RAMOS REMEDIOS, Emiliana: Los cartularios de Santa María de Valpuesta. Análisis lingüístico, Donostia: Eusko Ikaskuntza, 2000.
DULANTO SARRALDE, Nicolás: Valpuesta, la cuna del castellano escrito, Vitoria: Diputación Foral de Alava, 2000.
RAMOS REMEDIOS, Emiliana: "La lengua romance a través de los cartularios de Valpuesta", en Estudios Mirandeses, 20 (2000) p. 139-142.
RAMOS REMEDIOS, Emiliana: "En torno a la importancia de los cartularios de Valpuesta", en Estudios Mirandeses, 24 (2004) p. 382-397.
RUIZ DE LOIZAGA, Saturnino: "Léxico del cartulario de Santa María de Valpuesta (804-1138)", en Scriptorium victoriense, 38, nº 4 (1991) p. 412-439.
RUIZ DE LOIZAGA, Saturnino: "Revisión y nuevas conclusiones sobre el cartulario de Valpuesta", en Estudios Mirandeses, 24 (2004) p. 423-439.
RUIZ DE LOIZAGA, Saturnino: "La nueva edición de los cartularios de Valpuesta (Valpuesta en los orígenes del castellano)", en Estudios Mirandeses, XXXI (2011) p. 1-24.
RAMOS REMEDIOS, Emiliana: "Aportaciones del análisis antroponímico al área vasco-románica (siglos IX-XII). La documentación de Santa María de Valpuesta", en Revista internacional de los estudios vascos, 55, nº 2 (2010) p. 499-566.
CIERBIDE MARTINENA, Ricardo: "Santa María de Valpuesta y sus Cartularios. Comentario filológico", en Estudios mirandeses, nº 19 (1999) p. 143-154.
Los cartularios de Valpuesta. Estudios. Edición a cargo de José A. Bartol Hernández, Antonio Álvarez Tejedor, José Ramón Morala, Salamanca: Luso-Española de Ediciones , D.L. 2014, donde se tratan diferentes aspectos lingüísticos de los mismos en p. 121-302.
Se conservan documentos del antiguo archivo de Valpuesta en el Archivo de la catedral de Burgos. MANSILLA REOYO, Demetrio: Catálogo documental del archivo catedral de Burgos (804-1416), Madrid: CSIC, 1971, passim. (Ver ínidces, s.v. Valpuesta) Los fondos antiguos del archivo parroquial de Valpuesta se conservan en el Archivo Diocesano de Burgos. VICARIO SANTAMARÍA, Matías: Censo-Guía de los archivos parroquiales de la diócesis de Burgos, Burgos: Publicaciones del Arzobispado de Burgos, 1988, p. 567-569.
Este documento fue pre-seleccionado para LA CONSTRUCCIÓN DE EUROPA, DESDE CARLOMAGNO A LOS TRATADOS DE LA UE - MÁS DE 1000 AÑOS DE CONSTRUCCIÓN EUROPEA, exposición del proyecto "European Digital Treasures", financiado por el Programa Europa Creativa de la Unión Europea.