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Solicita la peticionaria en su memorial que la Corona ordene a los médicos y cirujanos de Valencia que no le impidan curar argumentando que las habilidades sanitarias (cita 'volviendo braços y piernas sacadas de su lugar') que practica habilidosamente son un beneficio para la sociedad, pues las ejerce con aquellos enfermos pobres, tullidos y mancos, desahuciados por los cirujanos y médicos de la ciudad de Valencia. No significando, en consecuencia, competencia profesional alguna o menoscabos de emolumentos o 'provechos' del resto de prácticos sanitarios. Justifica su petición, además, tanto por su extrema pobreza desde la muerte de su marido, Bautista Riussech, sargento durante cuarenta años en la Compañía 'dels Dozents' en el reino de Mallorca, como por el servicio al Rey que dos de sus siete hijos destinados en el ejército hace ya más de veinte años realizan, uno en Nápoles y otro en las galeras de España.