Alcance y Contenido:

Por este tratado se ratifica el que habían firmado Felipe II y Enrique II de Francia en Cateau-Cambresis en 1559, y todos los anteriores, excepto algunos puntos. Se asienta paz perpetua. Sus súbditos podrían viajar y comerciar libremente, se suspendían todas las cartas de marca y represalia, salvo en caso de manifiesta denegación de justicia. Se mantendrían los privilegios concedidos a los habitantes de los territorios que ahora cambiarían su dependencia.
En caso de que Felipe II transfiriera a su hija mayor, la infanta Isabel Clara Eugenia, o a otra persona, los Países Bajos con los condados de Borgoña y Charolais, se considerarían comprendidos en este tratado dichos territorios como lo estaban en el de 1559. Se reintegrarían mutuamente, en el plazo de dos meses tras la firma de este tratado, todo lo ocupado después de la paz.
Los prisioneros de ambas partes serían liberados sin rescate alguno. Ambos reyes se reservaban el derecho a proseguir por vía de justicia la reclamación de los territorios cuya posesión pretendían y a los cuales no hubieran renunciado.
Se incluye en el tratado al duque de Saboya, Carlos Manuel, y en las diferencias que tuviera con el rey de Francia se comprometían ambos a aceptar el dictamen del papa Clemente VIII.
Se aceptaba el contenido de todos los tratados suscritos por los reyes anteriores, Enrique II y Enrique III, con el anterior duque de Saboya, excepto los que fuesen expresamente derogados. De común acuerdo, los reyes de España y Francia consideraban incluidos, en este tratado, al Papa, al Emperador de Romanos, príncipes electores y una larga serie de señores seglares y eclesiásticos. Sería publicado y registrado en todos los parlamentos del reino de Francia y en el Gran Consejo de Cámara de Cuentas de Felipe II en los Países Bajos. Se ratificaría por el rey de Francia, el cardenal archiduque, el duque de Saboya y el rey de España.
Aceptación por el rey de Francia del papa como juez y árbitro en sus diferencias con el duque de Saboya.
Capítulos añadidos al tratado referentes a personas particulares. El príncipe de Orange sería restituido en la posesión de su principado y de todas las demás tierras y derechos que le pertenecían. El duque de Arschot recobraría todas las posesiones y derechos que él y su padre tenían antes de la guerra. Se pondría en ejecución todo lo que establecía el Tratado de Cateau Cambresis a favor de personas particulares.