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Informan de la llegada de la flota a cargo de [Luis de Egues Beaumont] conde de San Remi y de la investigación sobre el estado y caudal de los valores que producía la administración de las alcabalas de la aduana de la Ciudad de México, de igual manera que la renta de naipes, siendo administrada por Juan José de Beitia, caballero de la orden de Santiago, el cual no había presentado sus cuentas y ajustamientos; informando Beitia que Domingo Montaño, arrendador de algunas alcabalas de la ciudad quería rebajar el arrendamiento por no haber cobrado la del trigo y gavinas que entraron con retraso y por las enfermedades y miserias que hubo, queriendo cargar contra el virrey, quien llevó el caso a la Junta General que decidió que las semillas que se vendían en los mercados y en las alhóndigas no deberían pagar alcabalas. Indicando que sería más beneficioso cobrar en la aduana todos los géneros que debían pagar alcabala no permitiendo que se sacaran a la almoneda, no obteniendo entonces el dinero necesario para cubrir las deudas.